Es un local compartido por David y Sarisu en el que tienen dos negocios independientes. David se dedica a la parte de cultivo (semillas, iluminación, control de clima y olor, tierra?) y Sarisu tiene un estudio de tatuajes. "Los tatuajes son muy personales, la gente te pide de todo. Yo hago realismo, que ahora está bastante de moda y no hay muchos estudios en Vigo que se dediquen a eso, es decir, a plasmar en la piel un retrato de una persona o un animal por ejemplo", cuenta. Un tatuaje de este tipo de tamaño mediano ronda los 350 euros.

Sarisu, que también se autotatúa, cuenta que es autodidacta, ya que cuando empezó "no había muchos cursos ni oportunidades de aprender". Además, afirma que ha notado que en la ciudad el ver a gente tatuada va a más y que en el último año abrieron varios estudios. "Es un vicio, caro, pero para toda la vida. Uno de los tatuajes que más recuerdo, por ejemplo, es el que le hice a una chica en una pierna: se trataba de un cuadro abstracto que hizo su padre que era pintor", explica mientras repasa un tatuaje de una carpa japonesa a un cliente.