Pasaron cuatro años entre las paredes de la Escuela de Ingeniería de Minas y Energía, 48 meses donde sus guías fueron los profesores que ahora ven de "tú a tú" y a pesar de las interminables horas de estudio y sacrificio su motivación no decaía. Ahora pueden presumir de dedicarse y trabajar en lo que les gusta o ampliar su formación en entidades de renombre.

Los ingenieros Carlota Sánchez y Pablo Durán -representado por su padre- fueron galardonados por la Escuela como los mejores expedientes de la última promoción de los grados del centro, Ingeniería de los Recursos Naturales y Energéticos (ERME) e Ingeniería de la Energía (EE). "Fueron años de mucho estudio, en tercero por ejemplo me fui a Kentucky con una beca para mejorar mi inglés y ahora estoy cursando un máster de geoingeniería en la Universidad Técnica de Delft. Me apasiona el tema de los túneles y ojalá pueda dedicarme a ello en un futuro", reconocía esta joven, quien junto a otros dos exalumnos de la Escuela, José Quiñones Costas y José Manuel Ponte Antes, charlaron con algunos estudiantes actuales para despejar muchas de sus dudas con respecto a su inserción en el mundo laboral.

Carlota Sánchez terminó su grado el año pasado y aunque reconoce que salió "muy preparada" del campus vigués, notó en falta cierta nociones de informática en su máster. "Al empezar las clases me di cuenta que me faltaba mucho conocimiento de programación; en el máster ya lo daban por sentado y al principio me costó", reconoce esta joven. Sus palabras fueron corroboradas por José Quiñones, quien en 2016 también fue el mejor expediente de su promoción. "Si tuviera que hacer un apunte sería tener más clases de programación", apreció el ingeniero.

En su corta trayectoria reconoce que ya pasó por varios contratos y puestos, y no todos centrados en su rama de estudio. "Cuando empecé en la empresa estuve como tres meses haciendo una gran base de datos y operaciones contables que no eran mi especialidad", recalcó Quiñones. "El estudiante debe saber que va a pasar por todas las fases, becario, de prácticas, cobrando menos y haciendo casi o más horas que un trabajador normal hasta tener un empleo definitivo. La adaptación es dura pero merece la pena", reiteró. En la actualidad, José Quiñones lleva varios meses como director de una de las secciones de Prebetong Áridos, una empresa dedicada a la explotación de canteras para fabricación de áridos.

Directores en su sector

Un camino totalmente distinto tomó hace dos años José Manuel Ponte. Aunque reconoce que en Galicia "hay más oferta en el sector de la Energía", se decantó por un máster de Minas. "No me arrepiento de nada, aprendes mucho", sostiene. Apuesta por un modelo de estudio de la ingeniería "multidisciplinar" y aplaude la idea de continuar la formación una vez se concluya los estudios de grado. "Sin duda tener el grado y luego un máster te abre mucha más puertas".

Recuerda sus inicios en la Escuela como "años duros" a los que hay que "dedicarles tiempo". "Los dos primeros años del grado son demasiado técnicos aunque igual de necesarios", sostiene Ponte, quien sí lamenta que en muchas empresas prime "el dinero" por encima del trabajo bien hecho. "Al trabajar te das cuenta de que si haces bien tu trabajo pero no hay beneficios, te caerá una bronca y si lo haces mal pero la empresa logra beneficios te felicitarán", bromeó. A día de hoy José Manuel Ponte trabaja en Aceuve y se dedica al diseño de instalaciones eléctricas. Entre sus clientes más importantes se encuentran Mercadona o la Agencia Europea de Pesca.

La tasa de inserción laboral en estas especialidades el alta. Cerca del 81 % de los ingenieros trabajan en la actualidad en temas relacionados con la titulación. ¿Y cómo lograr este empleo? José Manuel Ponte aconseja no guiarse por las nuevas tecnologías y apostar por el tradicional careo con las empresas. "Subí mi CV a numerosas aplicaciones estilo LinkedIn pero encontré más y mejores ofertas en el contacto directo con la empresa", considera.