En abril de 1918, el Decano informó con amplitud de dos acontecimientos "extraordinarios", según el relato que realizó el periódico. Se cumplía el primer aniversario del fallecimiento de Álvaro López Mora, un político y abogado que había nacido en Santiago y mantuvo una gran unión con la ciudad. En 1917 causó una gran conmoción su desaparición, ya que era muy apreciado. Pertenecía al Partido Liberal y ocupó varios cargos de alta responsabilidad en varios gobiernos y llegó a ser senador vitalicio. También fue uno de los principales impulsores del desarrollo de la Compañía de Correos, de la que fue director a nivel nacional. Siempre estuvo muy preocupado por el funcionamiento de la oficina viguesa y su constante mejora.
En el primer aniversario de su fallecimiento, Manuela Gasset se acercó al Ayuntamiento de Vigo. Allí fue recibida por el alcalde, Francisco Lago Álvarez. La viuda de Álvaro López Mora le hizo entrega de un donativo de 1.000 pesetas, tal como había prometido su marido. Ese dinero sería destinado a obras benéficas y sería gestionado por la Casa de la Caridad, una de las instituciones de referencia en aquella época. El regidor municipal reconoció que el detalle era una muestra de su compromiso con Vigo.
Pocos días después, en la calle que lleva su nombre se descubrió una placa de mármol y bronce. Había sido diseñada por Benlliure, un escultor muy prestigioso. El acto, que se desarrolló en el inicio de la vía, fue discreto en su ejecución. Sin embargo, al mismo acudieron una gran cantidad de personas. Incluso el alcalde se mostró sorprendido por la repercusión que tuvo. En la crónica se refleja la emoción del momento. Manuela Gasset estuvo presente en el mismo, pero no quiso ningún protagonismo.
Álvaro López Mora tenía un casa en esa misma vía. En el denominado chalet Villa Manuel era donde veraneaba y descansaba. Lo había convertido en un lugar de encuentro en numerosas ocasiones. Muchos vigueses importantes acudían a visitarle. Pero también construyó un edificio en la calle Colón, considerado como emblemático. Lo diseñó Jenaro de la Fuente y constaba de cuatro pisos. Su construcción fue compleja debido al desnivel de la calle. En 1909 sufrió un grave incendio que lo dejó casi destruido por completo. Algunos historiadores consideraban que había sido un atentado promovido por la Federación de Trabajadores. Los obreros que trabajaban en las obras mostraron su indignación por un suceso que consideraban inexplicable.
La calle Álvaro López Mora ya se había convertido en una de las llamadas estratégicas para la ciudad. Era la salida natural hacia Baiona. En su inicio también era el punto donde se dividían las líneas del tranvía, una hacia As Travesas y otra para Bouzas. La vía contaba además con una especie de aduana para controlar los productos que llegaban a la ciudad procedentes de otros lugares de la comarca. En todo el entorno de Peniche existían numerosas edificaciones, muchas de ellas desaparecidas hoy en día.
El abogado y político, que había realizado una gran parte de su carrera en Cuba, residió durante muchos años en Madrid, pero siempre tenía a Vigo como uno de sus lugares de referencia. Era amigo de Montero Ríos, con el que compartió largas conversaciones y también distintos proyectos.
