Bajo la sombra de un magnolio está Neptuno en un pequeño estanque que pertenece a los jardines históricos del Pazo Quiñones de León, en Castrelos. Acompañada del canto de las ranas, esta estatua de Neptuno ve pasar el tiempo desde un enclave mucho menos céntrico que el que le vio nacer.

En 1795, en lo que hoy es Porta do Sol, entre los edificios Pardo Labarta y Ledo, había una fuente de agua potable que servía de lugar de encuentro para los ciudadanos. Se trata de la fuente monumental más antigua que existía en la ciudad olívica. La única de agua apta para su consumo junto con la de la Praza da Princesa, que quedaba a escasos metros. "Es como un icono de la propia ciudad porque incluso llegó a pasar a la tradición oral. Estaba en el centro neurálgico. Nicolás Taboada Leal en su Descripción topográfico-histórica de la ciudad de Vigo habla de ella como la que tenía la mejor agua", explica Beatriz Liz de Cea, historiadora del Arte que colabora con el Museo Quiñones de León desde hace más de una década.

El informe de catalogación de la escultura de Neptuno que redactó para este museo fue el inicio de esta investigación a la que se unió el jurista vigués Pablo López Rivas, que gracias a los artículos publicados por el cronista de Vigo Avelino Rodríguez Elías en 1917 y 1923 y Miguel Ángel Fernández en 1990, se había interesado por la historia de este manantial.

Juntos han logrado definir una cronología de la historia de la fuente, desde su construcción hasta su desmantelamiento. "Hemos podido datar incluso la fuente que había antes en ese mismo lugar", apunta la historiadora, que también ha conseguido aproximarse a la autoría de la escultura del dios Neptuno, un dato que desvelará cuando ambos publiquen el artículo académico en el que llevan años trabajando a conciencia. Esta figura es, casi con toda probabilidad, según el trabajo de investigación realizado, la estatua pública más antigua que conserva la ciudad olívica.

Las obras de las escaleras mecánicas en la calle Segunda República supusieron una nueva fuente de información para su trabajo. Con ayuda de la arqueóloga Herminia Rodríguez Pérez tuvieron acceso a datos sobre el sistema de canalización de agua que bajaba probablemente desde O Castro hasta la fuente de Neptuno. López Rivas, además, participó en la musealización de una de las galerías por las que corría el agua y que quedó inaugurada con la finalización del último tramo de las escaleras.