Cuando Diana Gil terminó los tratamientos de radioterapia y quimioterapia que, durante casi un año, siguieron a la cirugía en la que le extirparon un pequeño tumor de mama, gran parte de su masa muscular había desaparecido. Tal era su desgaste que ir de un ala al otro del colegio en el que da clase resultaba "matador". Para ella era "impensable" hacer deporte. Hoy, dos años después, dedica su tiempo libre a correr, a rodar con un club ciclista y a hacer pruebas de orientación. ¿Cómo? Gracias a ejercicio específico para personas en esta situación.

El problema, señalan desde la Asociación de diagnosticad@s de cancro de mama (Adicam) es que "en los gimnasios no suele haber gente preparada" para atenderles. Por ello y a demanda de sus socias, inició el programa "¿Ti queres?. ¡Ti podes!". El colectivo colaboró ayer con la Jornada Ejercicio y Cáncer, destinada a personal sanitario, que organizó ayer Vigoentrena, el centro de entrenamiento al que recurrió Diana Gil.

En concreto, se puso en las manos de Beatriz Crispín, especialista en ejercicio y cáncer. Explica que esta jornada se creó para transmitir al personal sanitario que, en base a la evidencia científica, "el ejercicio es una herramienta más para la recuperación" de estos pacientes. Cuenta que lo que se busca con estos entrenamientos específicos es que "impacten en las patologías asociadas" del tumor de mama y en los efectos secundarios del tratamiento, como la osteoporosis o la debilidad muscular. "Tiene que hacerse con un equipo interdisciplinar, con un oncólogo, con un cardiólogo, un fisioterapeuta y un entrenador y diseñar el programa que mejor se adapte a cada persona", defiende.