Han pasado casi trece años desde que el Gobierno prohibiese hacer brasas en el monte. Pocos recordarán aquellos días con tanta nitidez como el vigués Pablo Martínez. Él desacató el Real Decreto Ley aprobado tras el trágico incendio de Guadalajara que se cobró la vida de once personas. Esta acción le costó una multa de 100€. Aunque le llegaría más de un año después de los hechos.

Como cualquier otro día de fn de semana, Pablo y su familia habían acudido al parque forestal de Beade con la intención de asar unas salchichas. Empezaron a hacer unas brasas en una de las churrasqueras cuando un bombero forestal en misión de vigilancia de los montes cercanos les comunicó que no podían encender fuego en el monte. "No sabemos nada de esa ley. Vamos a hacer la barbacoa igual. Si no quieren que la hagamos que lo anuncien", declaraba a FARO entonces.

"Una vez finalizada la comida, cuando ya estábamos en la cafetería del parque, apareció un agente con dos policías locales y me identificaron", explica hoy. En aquel momento le informaron de que iba a ser denunciado por desacato e incumplimiento de la ley. "A los pocos días envié un escrito a la Xunta indicando que no existía ningún cartel alertando de la prohibición, que las churrasqueras no estaban precintadas y que, además, apenas se había informado a la ciudadanía", prosigue en su relato al recordar aquellos días. Según su testimonio, no recibió ningún tipo de respuesta hasta que algo más de un año después se le notificó una multa de 100€. Y los pagó.

La indignación se reaviva en Pablo cuando su memoria vuelve a aquella jornada. Lo que en principio iba a ser un fin de semana como cualquier otro, con una comida campestre, se convirtió en un episodio de lo más amargo. "Un mes después de aquello subí al mismo monte porque se celebraba la Fiesta de la sardina. No había ninguna medida excepcional para prevenir incendios. Nada.", critica sintiéndose agraviado.

El anuncio de que la Xunta permitirá de nuevo las barbacoas este verano le parece una buena noticia, pero apostilla: "Se podía haber hecho antes, al año siguiente incluso, con más medidas de seguridad como proponen ahora". El vigués lamenta el perjuicio económico que ha supuesto la prohibición durante más de una década: "La gente ya no compraba ni carne ni sardinas para llevar al monte el fin de semana, y los negocios se han resentido".

Para Pablo evitar incendios no pasa por prohibir las barbacoas: "Yo he ido a comer al monte desde niño con mis padres y no recuerdo que jamás se haya propagado un fuego desde un parque forestal en Vigo. La solución es cuidar el monte y ser implacable con los pirómanos", sentencia.