Los datos que publica el IGE procedentes de la Dirección General del Catastro revelan también que pese al frenazo del ladrillo, la ciudad no ha dejado de incorporar inmuebles destinados a uso residencial, si bien en los últimos años lo hace a un ritmo mucho más bajo con 190 incorporaciones por ejemplo con respecto a marzo de 2017. La subida en una década es del 5,8% que equivale a 7.499 viviendas más, algunas procedentes de promociones iniciadas antes de la crisis, otras de los pocos proyectos que han salido adelante y hay también un grupo que afloró con sucesivas revisiones tributarias.