El pasado 27 de marzo el "Sardiña Un", un barco de la cofradía de Bueu, se encontró con un invitado inesperado a la hora de recoger sus aparejos de pesca en la zona de Onza, en el archipiélago de Ons. Era un pescado que sus tripulantes no habían visto antes y al llegar a tierra decidieron entregarlo al biólogo del pósito. El pez en cuestión tiene por nombre común "falso abadejo", aunque su nombre científico y denominación correcta es Epinephelus costae, que básicamente significa que es de la familia de los meros. Lo más importante del hallazgo es que se trata de una especie de aguas tropicales, sobre todo de la fachada atlántica africana. Justo en esos mismos días un barco de Cangas encontró entre sus capturas otro ejemplar igual, aunque la cofradía no llegó a quedarse con él.

La captura de estos dos individuos de Epinephelus costae ofrece otro dato significativo, quizás el más importante. Nunca hasta la fecha se había registrado su presencia tan al norte. "El anterior registro que está constatado es de la aparición de un ejemplar aproximadamente a la altura de Lisboa, en Portugal", explica Rafael Bañón, científico del Instituto de Investigaciones Marinas (IIM) del Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) en Vigo. El biólogo lleva más de 20 años estudiando la presencia de lo que se podrían denominar "peces raros" en aguas gallegas, casi todos procedentes de África o del Mediterráneo. La aparición de especies como este Epinephelus costae "probablemente tiene que ver con el cambio climático y con el calentamiento de las aguas", apunta. Este pez suele vivir en aguas con una temperatura aproximada de 20 grados centígrados, sobre todo desde Angola hacia el norte, y en el momento de ser capturado por los barcos de la comarca podría formar parte de un banco de ejemplares que se dirigiese todavía más al norte.

La Cofradía de Bueu le ha entregado el pescado encontrado en sus aguas para que pueda realizar un estudio más exhaustivo sobre sus características, incluyendo un análisis genético, y que espera poder publicar en una revista científica. El ejemplar medía aproximadamente unos 47 centímetros y su peso era de 1 kilo y 300 gramos aproximadamente. Por los datos aportados desde Cangas se sabe que el capturado por un barco de esta cofradía era de características muy similares, aunque parece que presentaba una especie de mancha amarilla.