Más de 118.000 vigueses ya disponen de la PassVigo para utilizar cualquier autobús urbano de la ciudad. La nueva modalidad de pago sustituirá a partir del próximo 15 de abril a la tarjeta verde de Vitrasa y los propietarios se están apurando para recuperar los fondos que tenían almacenados. El Concello ya devolvió alrededor de 63.000 euros a todos sus titulares desde que el pasado 12 de marzo se abriese el plazo para cobrar el dinero. Los que todavía no lo hayan hecho podrán retirar su saldo sin fecha límite. En total, en las últimas tres semanas se llevaron a cabo unas 11.000 operaciones de traspaso de fondos.

Los antiguos dueños de una tarjeta verde tienen dos maneras de no perder el dinero que ya habían ingresado en el monedero virtual. Aquellos que quieran transferir los euros almacenados a la nueva PassVigo podrán realizar la operación en cualquier cajero Abanca mediante una aplicación bastante intuitiva. Los que por el contrario prefieran obtener la cantidad en metálico deberán acudir a las oficinas de la concesionaria, en la carretera Camposancos, donde se les entregará en mano.

De las 118.000 nuevas tarjetas entregadas, 25.000 corresponden a pensionistas, que gozan de gratuidad en el transporte urbano. El resto se reparten entre universitarios (5.500), otros estudiantes (8.600) y usuarios con bonificación estándar (78.000). Su uso está muy implantando en la ciudad y, según apuntó el alcalde Abel Caballero, ya son empleadas por más del 70% de los pasajeros de Vitrasa. "Se está convirtiendo en un fenómeno sociológico porque ya la tienen miles de niños. Es la primera tarjeta que poseen en su vida y la exhiben con gran orgullo", apuntó el regidor vigués.

La PassVigo se puede utilizar en todos los autobuses de la compañía solo con acercarla a los círculos de la máquina situada junto al conductor. Está previsto que en el futuro se active para otros servicios como la ORA, las instalaciones deportivas, la adquisición de entradas, las bibliotecas o los taxis. Una de las diferencias respecto a la tarjeta verde está en el modo de recargarla. Cada usuario lo puede hacer en un cajero de Abanca que disponga de lector sin contacto. Ya no es necesario introducirla en la ranura destinada a las tarjetas bancarias.

Por otro lado, Caballero se volvió a referir al nuevo contrato del transporte urbano que entrará en vigor en 2020 al no prorrogarse la concesión a Vitrasa. El convenio firmado en 1975 incluía dos moratorias de cinco años cada una. "No se amplía porque no es favorable para esta ciudad. El que la hizo sabrá por qué, pero no vela por los intereses de Vigo. Creemos que hay que hacer una concesión con otros parámetros para que no sea tan dañina. No culpo a la empresa, sino a quién la hizo. Estamos trabajando en las bases del futuro concurso", señaló Caballero, que adelantó que una de las cosas que no le gustan es que el Concello tenga que pagar por líneas que circulan vacías.