"Nadie me va a impedir ver al amor de mi vida", gritaba en los pasillos del juzgado la víctima de los malos tratos. Quería esperar a Antonio F.A., que llegaba esposado de los calabozos tras ser detenido, en la puerta de los ascensores pero los agentes de policía la instaban a refugiarse en una de las salas de víctimas, pues no debía encontrarse con su expareja.

La mujer sin embargo montó un gran escándalo con la intención de reunirse con su maltratador:"quiero verlo, estoy enamorada de él. Es el amor de vida", repetía. Finalmente y bajo amenaza de ser esposada, abandonó los pasillos para que pudieran subir a su maltratador.

La actuación de la mujer contrasta con otras anteriores realizadas a las puertas del juzgado, en las que aseguró tener miedo de su pareja ya que recibía amenazas suyas desde prisión.