Señales de obra, pintura amarilla para marcar el asfalto... pero ni un solo operario o máquina. La reforma de la A-55 entre Vigo y Mos sigue empantanada, anclada en la misma parálisis que desde hace meses: sin avances ni actividad pese a que el Ministerio de Fomento sostiene que la remodelación no se ha frenado. La falta de movimiento en la autovía llevó incluso a la alcaldesa de Mos, Nidia Arévalo, a entrevistarse el 1 de marzo en Madrid con el director general de Carreteras, Jorge Urrecho. Durante esa reunión -como trasladó más tarde el Consistorio mosense de forma pública- el alto cargo de Fomento garantizó que los trabajos se retomarían de forma inminente.

"Arévalo logró el compromiso de Urrecho de que este mismo mes de marzo se reanudarían los trabajos en la A-55", se lee en un comunicado colgado en la web oficial del Concello de Mos ese mismo día. Cuatro semanas después y a solo unas horas de que finalice el mes, la autovía, que soporta el punto negro con más accidentes del país, sigue sin trabajos visibles.

El concejal de GañaMos Roberto Rodríguez recuerda que la alcaldesa llegó a trasladar el compromiso de Carreteras al pleno municipal de Mos. "Nos dijo que si en abril no habían empezado las obras ella sería la primera en abanderar las protestas", apunta Rodríguez.

Desde la Asociación de Empresarios del Transporte Discrecional de Mercancías de Pontevedra (Asetranspo) reconocen su malestar con el retraso y la parálisis que acumulan las obras de la A-55. "Nos perjudica enormemente", insiste su presidente, Ramón Alonso. Los camioneros de la zona han advertido ya en varias ocasiones de que las restricciones de velocidad por obra en la A-55 les restan competitividad, ya que reduce el número de viajes que pueden cubrir al día.

Debido al tiempo que acumulan los trabajos, la pintura amarilla con la que están marcados varios tramos de la A-55 empieza ya a diluirse y hay señales provisionales de obra, algunas visibles y otras cubiertas, que lucen desde hace meses. "Ya no sabemos ni la velocidad a la que debemos circular por algunos tramos", critica Alonso, quien recuerda que varios de esos trechos están controlados por radar.

Alonso reclama una alternativa para el sector y urge retomar dos propuestas: la gratuidad del tramo entre Porriño y Tui por la AP-9 y el túnel entre Mos y Vigo, una vieja propuesta que plantea abrir un subterráneo para mejorar la seguridad del recorrido. La inversión que en su momento se estimó asciende a 170 millones. "El túnel es la solución definitiva", reclama Alonso.

Las obras de la A-55 arrancaron en octubre de 2015 con un plazo de 19 meses. Antes de que se consumiera ese margen sin embargo Fomento amplió su duración hasta septiembre de 2018, fecha que se cumplirá en solo medio año y que -sostiene el ministerio- permanece en vigor. Desde Fomento aseguran que la demora se debe a servicios no contemplados en un inicio y que es necesario reponer. Hace un mes el departamento de De la Serna apuntaba que se había hecho una modificación del proyecto que se aprobaría "en breve".

La reforma, de 5,98 millones, contempla, entre otros puntos, mejorar las incorporaciones. El último informe sobre siniestralidad de Automovilistas Europeos, publicado en octubre con datos del período 2011-2015, muestra que el punto kilométrico 12 del vial, entre Vigo y Mos, soporta el "punto negro" con más accidentes del país y que su índice de peligrosidad aumentó.