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La Universidad identifica dos variedades gallegas de aceite de oliva beneficiosas frente al cáncer

La investigadora Patricia Reboredo estudia en Italia las propiedades de las dos especies autóctonas de nuestra comunidad, brava y mansa

Patricia Reboredo.

Investigadores de la Universidad de Vigo han identificado dos variedades de olivo autóctono cuyo aceite no solo destaca por su alta calidad, sino también por sus potenciales beneficios frente al cáncer. La científica Patricia Reboredo estudia desde hace dos años la efectividad del oro líquido gallego para combatir esta enfermedad en la Universidad Politécnica delle Marche, en la ciudad italiana de Ancona, y los resultados están siendo muy esperanzadores.

La experta trabaja en el equipo del reputado bioquímico Maurizio Battino, al que Thomson Reuters ha incluido por tercera vez en su ranking de mentes científicas más influyentes del planeta. Los estudios del grupo italiano se centran en los antioxidantes naturales y su influencia positiva en el envejecimiento y enfermedades como la obesidad, la fibromialgia o el cáncer. Hasta la llegada de Reboredo, sus proyectos se centraban en los compuestos fenólicos contenidos en las fresas o la miel, pero ahora también han añadido a su lista el aceite de oliva, que además es uno de los productos característicos de aquel país.

"Mi estudio se centra en el cáncer de mama y lo que hacemos es analizar cómo estos compuestos naturales del aceite de oliva gallego modifican las rutas metabólicas de las células cancerígenas. Los resultados son muy prometedores y apuntan a que una ingesta diaria podría ser beneficiosa como complemento a los tratamientos comunes de quimioterapia", destaca Patricia Reboredo, que realiza su estancia en Italia gracias a una beca postdoctoral de la Xunta.

Su proyecto surge de los estudios sobre los olivos autóctonos iniciados de forma pionera por el grupo AA1 del área de Nutrición y Bromatología, que dirige el catedrático Jesús Simal en el campus de Ourense y del que también forman parte Beatriz Cancho y Carmen González. Los cuatro son autores del primer estudio científico sobre las dos nuevas variedades de olivo autóctono gallego, brava y mansa, que acaban de publicar en la revista Scientia Horticulturae tras dos años de análisis.

En el trabajo también participó Isabel Trujillo, investigadora del departamento de Agronomía de la Universidad de Córdoba, donde se analizaron 32 árboles gallegos. Allí disponen del mayor banco mundial de ADN de olivo, con más de 800 variedades de 23 países. Y tras aplicar a las muestras un protocolo de identificación propio basado en 11 marcadores morfológicos y 14 moleculares los resultados determinaron la existencia de las dos variedades autóctonas de nuestra comunidad.

"Los olivos gallegos apenas se habían estudiado, constituían un campo por explorar. Y cuando empezamos a analizar el aceite elaborado con sus aceitunas nos quedamos sorprendidos por su alta calidad, que lo pone a la altura del de otras regiones que están en el top", subraya Reboredo.

Las peculiaridades más notables del aceite de oliva gallego virgen extra son sus propiedades aromáticas, posee atributos dulces que no se encuentran en los de otras zonas del país, y también funcionales, debido a su alto contenido en fenoles.

Los compuestos de este tipo más abundantes son el hidroxitirosol, uno de los antioxidantes naturales más potentes, y el tirosol. "Fue este alto contenido lo que me llevó a querer estudiar su funcionalidad en líneas celulares. Ya existen muchos estudios científicos sobre sus beneficios frente a ciertas enfermedades, por ejemplo, con el aceite de arbequina. Y estamos muy contentos con los resultados que estamos obteniendo con nuestro aceite. Es una gran satisfacción", celebra.

Reboredo, que estudió las carreras de Ingeniería Técnica Agrícola y Ciencia y Tecnología de los Alimentos, realizó una primera estancia en Ancona entre octubre de 2015 y enero de 2016 para formarse en determinadas técnicas y empezar a diseñar su proyecto. Volvió a Ourense y solicitó la beca de la Xunta con la que regresó a Italia en julio de ese año.

"La mayoría de la gente del grupo son biólogos y médicos. Así que la formación es continua y todos los días estoy aprendiendo cosas, pero me encanta. Trabajar con células es muy complejo y debes estar muy atenta a los experimentos, pero también resulta muy satisfactorio", apunta sobre los estudios que desarrolla en Italia con el aceite que fabrican sus supervisores y compañeros del campus de Ourense.

El equipo que lidera Jesús Simal es el único que analiza el aceite de oliva en España con esta "aplicación tan directa" desde el campo, donde controlan el cultivo, hasta la obtención del producto y su posterior caracterización.

"Es necesario que el aceite sea de la variedad mansa o brava al 100% para que los experimentos con las células cancerígenas resulten válidos. En la primera campaña, lo elaboramos en la almazara del CIPF A Granxa, en Ponteareas. Y para la segunda ya adquirimos un sistema abencor para el laboratorio de Ourense. Y desde allí me lo enviaron a Italia refrigerado", explica.

España es el primer productor mundial de aceite de oliva y Andalucía es la principal zona de cultivo, pero los estudios del grupo AA1 ponen sobre la mesa el potencial de Galicia como nueva región olivarera con dos ricas variedades adaptadas a las condiciones de lluvia y horas de sol de nuestra comunidad.

Sus diferencias genéticas y sus singularidades organolépticas y a nivel funcional, por su alto contenido en fenoles, constituyen una destaca oportunidad para impulsar un sector que ponga en el mercado productos singulares. Y que además pueden tener una aplicación de gran interés para el ámbito de la salud.

"Es una satisfacción para todos. Es un cultivo con un gran potencial para Galicia. Tenemos un producto muy bueno y yo me siento muy contenta de tener algo así en el lugar de donde soy. Y cuando vuelva a Ourense, a partir del verano, nos gustaría empezar a difundir todas estas investigaciones para que se conozcan y se aprovechen", destaca Reboredo, natural de Montederramo.

"La investigación exige muchísimo esfuerzo personal y profesional. Sin embargo, hay pocas ayudas. Es la gran olvidada cuando en realidad es nuestro futuro", concluye.

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