Aprovechando una tregua del mal tiempo, Marina García Gesteiro y su marido paseaban por la playa de Samil ayer cuando se toparon con un tronco plagado de percebes. Pero eran unos percebes muy extraños, que no habían visto antes- A lo inusual de encontrar este crustáceo fijado un trozo de madera, se sumó lo extraordinario del aspecto: más alargado de lo habitual y con el cuerpo con aspecto gelatinoso. Decidieron tomar fotografías del hallazgo.

Despeja la incógnita sobre la sorprendente aparición Julio Valeiras, del Instituto Español de Oceanografía (IEO) en Vigo: se trata de ejemplares, efectivamente, de la familia de los percebes, en concreto del género lepas Para determinar la especie el científico necesitaría estudiarlos directamente, no a través de fotografías, pero los más comunes de género son los lepas anatífera.

"Lo más peculiar de este tipo de percebes es que viven pegados a cosas flotantes", explica Valeiras. Pueden haber llegado a Vigo desde la otra punta del Atlántico después de meses a la deriva; de hecho, es imposible determinar su procedencia, salvo que el objeto al que se adhirieron las larvas sea reconocible. A veces, cuenta el científico, han acabado en Galicia percebes fijados en troncos de árboles tropicales.

El hecho de que vivan adheridos a cosas flotantes hace que sea extraño encontrarlos, aunque aparecen de vez en cuando en las playas gallegas. Al igual que ocurre con los cetáceos muertos que han aparecido estos días en las Rías Baixas, son las borrascas con vientos de componente sudoeste los que arrastran a la costa gallega estos elementos.

Esta excepcionalidad implica que no tengan aprovechamiento comercial. Pero Marina García no quiso renunciar a probarlos, así que al llegar a casa coció un puñado que se llevó del tronco. "Estaban riquísimos, el sabor era impresionante", relató, pero reconoció que la textura, excesivamente gelatinosa, los hacía casi incomestibles.