Vigo recupera su clima. El que le permite disfrutar de sus paisajes verdes. El que garantiza su suministro de agua. Y el que durante meses pareció haber desaparecido bajo una pertinaz sequía que dejó los embalses de Eiras y Zamáns en mínimos históricos y obligó a activar la alerta por la severa escasez de precipitaciones. Aunque el cambio climático ha llegado para quedarse y tanto expertos como instituciones insisten en la importancia de mantener un consumo responsable del agua, el invierno vigués vuelve a sus valores habituales.

Según los datos recogidos por Meteogalicia, entre el 21 de diciembre de 2017 y ayer mismo la estación situada en el centro de Vigo recogió 498,6 litros por metro cuadrado (l/m2). A ese valor aún se le deberá sumar la lluvia prevista para los próximos días y que -avanza el observatorio gallego- se mantendrá al menos hasta el sábado por la mañana. A la espera de esos aportes de agua, los cerca de 500 l/m2 anotados hasta la fecha suponen ya casi el doble de los que Meteogalicia contabilizó durante todo el invierno pasado. Entonces la misma estación registró entre diciembre y marzo 275,2 l/m2.

El dato anotado hasta la fecha no es especialmente elevado. El invierno de 2015-2016, por ejemplo, dejó cerca de 541 l/m2 y el de 2013-214 rozó los 700. Sus resultados sí se sitúan sin embargo en la horquilla que venía siendo habitual en los últimos años. La excepción la puso el invierno de 2016-2017, que marcó el inicio de un año especialmente seco y dejó apenas 275 l/m2, la mitad que el anterior.

Aunque tanto enero (165 l/m2) como febrero (99,5 l/m2) fueron meses con precipitaciones, el que está dejando un mayor volumen de agua es marzo. Los temporales que encadena Galicia -tras el paso de la borrasca "Félix", que trajo intensas precipitaciones y fuertes rachas de viento, llegó "Gisele", cuyos efectos se pudieron sentir ayer- están dejando su huella en las mediciones de Meteogalicia. En solo dos semanas la estación del centro recogió 181,9 l/m2, bastante por encima de los 104,7 l/m2 contabilizados a lo largo de todo marzo de 2017. A ese volumen de precipitaciones deberá sumársele aún las que dejen las dos próximas semanas.

Además de paisajes pasados por agua y calles repletas de transeúntes con paraguas, las precipitaciones de las últimas semanas han regalado otra imagen mucho más importante: la de los embalses de Eiras y Zamáns al máximo de su capacidad. El último informe publicado por Augas de Galicia -distribuido el lunes- muestra que ambos permanecen con una ocupación del 100%.

Hace solo unos meses, a principios de diciembre, durante el peor momento de la sequía, el nivel de agua embalsada en los dos pantanos cayó a mínimos históricos. Eiras se situó al 37,12% y Zamáns al 34,37% con la alerta por sequía activada ante la alarmante escasez de lluvias.