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Antón Costas: "El independentismo unilateral en Cataluña ha muerto, pero necesita velatorio y luto, y eso lleva tiempo"

"No debemos olvidar que durante 15 años sustituyeron a los presupuestos para la sanidad"

Antón Costas. // Marta G. Brea

El economista vigués Antón Costas escribe una nueva línea de su amplio y prestigioso itinerario profesional. Hace días el Círculo de Economía -institución catalana que presidió durante años- lo eligió como nuevo presidente de su fundación, en la que tomará el relevo de Carlos Cuatrecasas.

-Los jubilados están tomando la calle para reclamar pensiones dignas, un debate que ya ha protagonizado un pleno en el Congreso. ¿Cree que es urgente revisar la actualización de las pensiones?

-Yo creo que hay pocos países de nuestro nivel en los que la revalorización de las pensiones no esté vinculada de alguna forma a la evolución de los precios, del IPC. En mi opinión es una exigencia, una reivindicación y un objetivo justo, especialmente para quienes tienen niveles de pensión muy bajas, por debajo de los 900 o 1.000 euros. En esos niveles creo que es una exigencia de justicia la revalorización como mínimo de acuerdo con la evolución de los precios.

-¿Cómo hacerlo? El PSOE plantea un impuesto extraordinario a la banca para financiarlo.

-Creo que vincular esta demanda a la introducción de impuestos extraordinarios puede provocar mucha frustración porque esto no sería inmediato. Tenemos que tener un cierto sentido de la historia. De la misma forma que en este momento las cotizaciones mensuales que entran en el sistema no dan para cubrir las pensiones, no deberíamos olvidar que durante años (1980-1995) hubo un superávit extraordinario en la Seguridad Social que no se utilizó para crear una hucha para las pensiones, sino como sustituto de los impuestos para financiar la sanidad. Esto hoy lo olvidamos, pero creo que hay que tenerlo en cuenta: que de la misma forma que durante aquellos 15 años las cotizaciones estuvieron sustituyendo a los presupuestos generales para la cotización de la sanidad, hoy a mi juicio el recurso a los presupuestos tiene sentido. A más largo plazo habrá que buscar fuentes alternativas, como propone el PSOE, para la sostenibilidad del sistema, pero en el corto plazo no lo veo una salida adecuada.

-El 8M salieron a la calle en España 5 millones de mujeres para reclamar igualdad laboral. ¿Qué pasos deberían dar las instituciones para caminar en ese sentido?

-De la misma manera que hoy ya hay una sensibilidad en el mundo empresarial sobre la sostenibilidad medioambiental, creo que también tienen que incorporarse al modelo de gestión la sostenibilidad social y la igualdad de retribución. Estoy de acuerdo con que desde el sector público se pueden tomar medidas que incentiven esa igualdad de retribución; pero la batalla está dentro del mundo empresarial.

-El martes se conocía el último dato de subida del IPC. ¿Ha llegado el momento de plantear una subida salarial para impedir una pérdida de poder adquisitivo?

-Llevamos ya casi cinco años de recuperación intensa y no vemos recuperación de los salarios. Se ha roto el vínculo virtuoso entre recuperación económica y progreso social. Y ésta es una preocupación manifestada por el Banco Central. Hay un riesgo para la continuidad del crecimiento económico por el hecho de que no viene acompañado de los salarios. Su subida es necesaria para el buen funcionamiento de la economía.

-Los trabajadores también afrontan temporalidad. ¿Pude suponer la precariedad laboral un problema para el crecimiento?

-Destroza la productividad de las empresas. Hace poco hablaba con un empresario de que los niveles de temporalidad y contratación parcial que hay en España son a todas luces desproporcionados, en comparación con otros países y para el propio funcionamiento de las empresas. Un buen empresario sabe que no es bueno tener un porcentaje elevado de temporales porque la rotación obliga a las empresas a un proceso de aprendizaje prácticamente anual. La pregunta es por qué se mantiene entonces.

-Se la traslado entonces: ¿A qué se deben esos altos niveles?

-En mi opinión hay un elemento de perversidad en la legislación española. En particular la reforma laboral de 2012 desequilibró el poder de negociación entre empresas y trabajadores. Algunos empresarios pueden haber visto eso a corto plazo como una oportunidad estupenda para tener mayores márgenes, pero a largo plazo no es bueno. De ahí nos viene una gran temporalidad y bajos salarios que no son buenos para la economía. En segundo lugar, desde el punto de vista de la empresa no hay ventajas económicas en utilizar temporales en vez de fijos. Pero cuando dentro de la empresa hay que hacer algún tipo de ajuste, de ERE por ejemplo, por motivos razonables, si se hace con trabajadores temporales no se produce conflicto, ni sindical ni social. Pero cuando ese ajuste afecta a trabajadores fijos, sí que los sindicatos levantan la voz y plantean conflicto a la empresa. Eso afecta muchísimo a la reputación de las firmas y ese es el motivo -o al menos uno de los motivos- de por qué prefieren tener un cierto volumen relativamente alto de trabajadores temporales. Hay una cultura que desde los sindicatos y la propia sociedad tenemos que cambiar. Tratamos diferente cuando se trata de un ERE con fijos que cuando lo es con temporales.

"El independentismo unilateral ha muerto; pero necesita velatorio y luto"

  • -Usted trabaja en Cataluña, ¿qué clima percibe en sus calles? ¿Existe fractura social? -En Cataluña lo que ha aparecido es una fractura civil en el sentido de que las diferencias ideológicas y políticas en el seno de la población se han extremado, cosa que es lógica cuando la política se hace girar únicamente alrededor de un solo objetivo: la independencia. Eso es lo que produce la fractura civil. Y sí, se ha producido. Hay también un estancamiento político, es evidente. Pero el clima ha cambiado, aun cuando sus resultados no son visibles de momento y tardemos un poco en verlo.-¿Y cuáles son las causas? -Porque el independentismo unilateral ha muerto. Lo que sucede con todo muerto es que necesita un velatorio y después luto. Y esto lleva tiempo. Pero pasar a una situación de normalidad va a tardar. Desde 1980 hasta 2017 la población en Cataluña que votaba antes a partidos nacionalistas, que son ahora llamados independentistas, se ha movido siempre entre el 46 y 48%. La cuestión a explicar es por qué esos dos millones de personas que antes de 2012 votaban a partidos nacionalistas, pero respetuosos con la Constitución y el estatuto, a partir de 2012 se han ido desplazando hacia un voto rupturista. A mi juicio por el malestar que hay en España en términos generales y que explotó el 15M. El 15M dio lugar a que el bipartidismo se rompiese y que apareciesen nuevos partidos de izquierda alternativa. En Cataluña ocurrió igual, pero además -y esto es lo diferencial- ese malestar hizo que una buena parte de votantes nacionalistas se precipitaran hacia el independentismo. Probablemente aprovechando lo que ellos percibieron como una cierta debilidad del Estado. ¿Cómo podemos ayudar? Si somos capaces en toda España de mejorar el funcionamiento del Estado, el modelo territorial de las autonomías, tanto en la dimensión financiera como en la política.

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