Los hermanos Lourido llevan más de treinta años regentando la cafetería del Hospital Xeral. Primero en la torre y luego, a partir de 1996, en unas dependencias que construyeron en el complejo -un edificio con fachada a Vázquez Varela- a cambio de una concesión de 25 años. Desde el cierre del antiguo hospital, en otoño de 2015, solo genera pérdidas y aun les quedan tres años. El contrato les impide bajar la verja de forma permanente y el Sergas no accede a cambiarlo. Ante esta situación, han decidido llevar el caso a los tribunales y reclamar una indemnización.

La gota que ha colmado el vaso de su frustración es el derribo de la pasarela que comunica la cafetería con el antiguo hospital y que esta empresa familiar construyó en su día. Los operarios de la primera fase de la futura Ciudad de la Justicia acudieron ayer a demolerla, pero los hermanos se opusieron y acudió la Policía autonómica. Ante el aviso de que los sacarían de allí por la fuerza si fuera necesario y después de que un notario dejara constancia de la situación, accedieron a salir de ese pasillo que, presumiblemente, se derribará hoy.

La cafetería, que hoy solo factura una media de 20 euros al día, llegó a tener 23 empleados. Los propietarios lamentan haber tenido que despedirlos y que el Sergas no accediera a subrogarlos en el Cunqueiro. Argumentan que estarían obligados a hacerlo en el Xeral cuando terminara su concesión y si la volvieran a sacar. En los tribunales reclaman a la Administración el coste de los finiquitos, la cantidad que, según sus cuentas, falta por amortizar de la construcción de la cafetería y el lucro cesante.