En su segundo año en marcha, la Unidad de Ictus del Álvaro Cunqueiro ha incrementado un 13% sus ingresados, pasando de los 656 de 2016 a los 743 de 2017 -el 55%, hombres-. A través del tele-ictus, también ha atendido a distancia otros 115.

En esta emergencia médica, que requiere una intervención inmediata, los neurólogos de los tres grandes hospitales -Vigo, A Coruña y Santiago- se reparten la asistencia por videoconferencia de los hospitales que no tienen especialista de guardia. El Chuvi cuenta con él desde la apertura del Cunqueiro y la plantilla demanda el segundo neurólogo de guardia, no solo por los ictus -han llegado a tener 3 en una noche-, sino porque calculan que "el 20% de las urgencias" requieren su intervención.

La rapidez en la atención es clave. El protocolo en el Cunqueiro permite el diagnóstico en menos de una hora. Si se trata de uno isquémico -por la obstrucción de un vaso- y se detecta en las primeras 4 horas y media, se puede aplicar fibrinólisis para disolver el tapón. Lo hacen en 53,6 minutos de media, por debajo del tiempo aconsejado. Pero quieren seguir mejorando.

Ahora el 061 alerta directamente a los neurólogos de que llevan un posible ictus y estos les esperan en la puerta y la primera parte del tratamiento fibrinolítico en aquellos candidatos aptos, ha empezado a aplicarse ya en la sala de TAC. Hicieron 235 en dos años. Si no funciona o no se puede administrar, la alternativa es que un neurorradiólogo acceda al trombo y lo extraiga, si llega antes de seis horas. Lo hicieron en 87 casos.

El doctor Sánchez Herrero, coordinador con el doctor Maciñeiras, explica que el siguiente avance será aplicar los tratamientos no tanto en estimaciones por el tiempo transcurrido por tras el infarto, sino por el tejido afectado. Para ello necesitan un software que ya han pedido.