La acumulación de faltas leves, meterse por dirección contraria y aparcar en línea amarilla fueron las tres razones que llevaron a la joven pontevedresa Lucía González a suspender el examen práctico del carné de conducir hasta en tres ocasiones. "Por suerte no hubo una cuarta", confiesa esta graduada en Periodismo. Tras aprobar el teórico a la primera "y con solo un fallo", se encaminó a la carretera pero nunca pensó que se le volvería tan cuesta arriba. "En las practicas iba bien, pero luego llegaba al examen y me bloqueaba", lamenta esta joven.

Tras suspender en dos ocasiones, decidió tomar un impasse y tras un año de parón retomó las clases. "Llegué a hacer más de 60 práctica, seguro. Cuando volví a las clases perdí mucha destreza y cuando suspendí la tercera me dije que no podría haber una cuarta, especialmente porque sino tendría que renovar las tasas y es mucho dinero", contempla.

Finalmente, el día de su 4ª convocatoria decidió dejar atrás los nervios. "Me puse la primera para el examen, que nunca lo habría hecho y perfecto, solo una falta leve", confiesa Lucía González, a quien "meter las marchas y arrancar cuesta arriba" era, sin duda, lo que más le costaba. "Ahora ya lo tengo dominadísimo", bromea.