Un día neblinoso, como el de ayer, en la ría se libró la batalla de Rande, que el capitán Nemo narró al profesor Aronnax en el capítulo de "Veinte mil leguas de viaje submarino" que Julio Verne tituló "La bahía de Vigo". También desapacible fue la jornada en la que el escritor galo atracó por primera vez en su puerto, buscando refugio. Con esta ambientación se consolaban, bajo la lluvia, los asistentes a la ruta sobre los vínculos del literato de Nantes con la ciudad, a la que visitó en dos ocasiones. En ambas fue por accidente, pero en ambas decidió quedarse cuatro días, en los que se integró como un vigués más.

De la mano del periodista y experto en Verne, Eduardo Rolland, los asistentes partieron de la fortaleza del Castro, a donde el escritor galo, subía cada mañana desde el puerto, donde estaba atracado su lujoso Saint-Michel II. "Vistas espléndidas", anotó en sus diarios, a través de los que se conoce su actividad en la ciudad.

En su primera visita, en 1878, era el viaje inaugural del yate y se dirigía al Mediterráneo. Recaló en Vigo en junio y, por aquel entonces, la ciudad hacía coincidir en ese mes la Reconquista y la procesión del Cristo de la Victoria, el escritor que pudo presenciar desde los balcones del Casino de Vigo, una emblemática sociedad recreativa. Bailó en la verbena de las fiestas, que se celebraba en el antiguo campo de Granada -hoy, Praza do Rei-, y le llamó especialmente la atención el esqueleto de ballena engalanado con velas y farolillos que lo decoraba. La sociedad recreativa de La Tertulia organizó una cena de gala en su honor y también acudió a un convite en la casa del comandante de la plaza.

Tuvo la oportunidad de navegar hasta el escenario de la batalla de Rande, que diez años antes había descrito en su novela, tras seguir en la prensa una de las muchas expediciones para rescatar el supuesto tesoro de los galeones. Estas búsquedas merecieron ayer una parada ante las anclas y cañones rescatados. Un buque escuela francés llevó a Verne hasta el estrecho de la ría y le ofreció un buzo de para sumergirse como el capitán Nemo, que el rechazó por sus recién cumplidos 50 años.

Todos los días iba al Café Suizo, de Príncipe, para leer la prensa internacional y mandaba cartas desde el Hotel Continental. Volvió a recalar en Vigo en 1884, por una avería, y su rutina fue similar.

El Encuentro Internacional "De Verne a Vigo", organizado por el Concello y la Sociedad Hispánica Jules Verne, continúa hoy con una ofrenda floral en el monumento al escritor en As Avenidas, a las 11 horas, y una ruta marítima en un oceanográfico bautizado como Nautilus, que seguirá la estela del capitán Nemo en la ría. Se pueden reservar viajes para esta tarde y mañana en http:// oceansecrets.es/.