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José María Maroto Montero: "Va a rehabilitación el 8% de los enfermos cardíacos que deben"

"Casi la mitad tienen ansiedad o depresión y sobre eso también hay que actuar"

El doctor Maroto Montero. // Alba Villar

Fue el primero en crear una Unidad de Rehabilitación Cardíaca en España, en el Hospital Ramón y Cajal, en 1979. En ella se recuperaron más de 16.000 pacientes y se han formado todos los especialistas del país. Ahora, jubilado en la pública, dirige la misma unidad en Vithas Fátima, que cumple cinco años y es la única en la sanidad privada gallega. Ayer, el hospital organizó una jornada científica sobre estos programas.

- ¿Por qué decide montar la primera unidad de Rehabilitación Cardíaca en España?

-Lo aconseja la Organización Mundial de la Salud desde los 60, pero el desarrollo es complicado, no costoso. Llegué al Ramón Cajal un año después de abrir, en el 78, y querían ponerla en marcha. Había estado becado en un centro excelente de rehabilitación cardíaca en México [Instituto Nacional de Cardiología] y me lo propusieron. Hablé con los jefes de Psiquiatría y Rehabilitación y nos juntamos 14 profesionales.

-En el Sergas en Vigo tenemos esa unidad desde el año pasado y en Fátima, desde hace cinco. ¿Por qué cree que ha tardado tanto?

-Es muy complicado. A veces, la culpa es del mismo cardiólogo. A la Administración hay que convencerla con datos. Ha habido prioridades y algunos jefes de Cardiología del país, y no hablo de Andrés Íñiguez [el del Chuvi], prefieren otro tipo de cosas. En Madrid, solo había nuestra unidad de rehabilitación cardíaca y cinco centros que hacían trasplante cardíaco. ¡Es ilógico! Incluso porque se necesitan muchos trasplantes para hacerlos bien. Pero vendía mucho, más que una cosa como esta, que a la larga ha demostrado ser rentable tanto económicamente como en calidad de vida del paciente.

- ¿Es habitual en España esta lenta implantación?

-La doctora de Pablo, actual jefa en el Ramón y Cajal, hizo una revisión en 2015 y eran 150 centros. Todavía son pocos, pero estamos mucho mejor. Claro, han pasado más de 30 años.

- Son pocos porque es un porcentaje elevado de la población el que podía pasar por ellos, ¿verdad?

-Siempre digo: "¿Quién no se rehabilita? Los muertos". Lo que contraindica es el ejercicio físico, que puede ser peligroso, y aquí hay cada día menos problemas. Pero no es solo eso. Los pacientes están muy asustados. Se van del hospital pensando que se van a morir al día siguiente. Casi un 50% tiene problemas psicológicos, ansiedad, depresión y similares, y sobre eso también hay que actuar. Con los que están muy malitos, a veces, conseguimos que caminen y tenemos otra gente que corre maratones. Cada cuál, su nivel. En estos momentos van a rehabilitación, como mucho, el 8% de los pacientes que deberían.

-En concreto, ¿por qué se recomienda la rehabilitación cardíaca?

-Seguimos a 180 pacientes diez años y comprobamos que son significativamente menores las complicaciones y la mortalidad. Se mueren todos, claro, pero tarde. La vuelta al trabajo es mayor y hay menos ingresos y gasto en tratamientos. Además, la calidad de vida mejora muchísimo. El 60% de los que veo para entrar en el programa llora porque está asustado. Le da miedo moverse. La familia está preocupadísima. Afecta mucho a todo, también a nivel sexual, por el miedo a la muerte durante el coito. Y esos miedos se quitan en 15 días. No es que hagamos milagros, hablamos con el enfermo, que los médicos nos hemos olvidado de que es fundamental. El ahorro es muy importante, de 196.000 pesetas por paciente, cuando empezamos. Si hay 70.000 infartos al año en el país, imagínense. Hablar con la Administración no sirve para nada. Hablé con ministros y me ponen café y no me hacen caso.

-Pero ahora ya parece que sí?

-Sí. Ahora incluso ya al enfermo le suena esto y preguntan por él, funciona el boca a boca.

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