Nunca antes la comunidad empresarial había elevado tanto la voz contra el sempiterno tapón burocrático que sufren sus mercancías en el Puesto de Inspección Fronteriza (PIF) del Puerto. Por este problema que vienen padeciendo desde hace 20 años, importantes compañías ya ni se plantean introducir sus productos por Guixar y hace mucho tiempo que optaron por Leixões.

Pero desde el 19 de enero de 2017, al menos en el seno de Conxemar, la asociación que saltó a la palestra para denunciar otra nueva tanda de contenedores rechazados en Guixar por cuestiones nimias con la difusa letra de los certificados argentinos, creyó que la solución estaba encarrilada. Fue la esperanza que alimentó la reunión de estos empresarios en Madrid con la ministra Dolors Montserrat, quien delante de todos los presentes ordenó a su número 2, el subdirector general de Sanidad y Consumo, Javier Castrodeza, a emprender, junto con el presidente del Puerto, Enrique López Veiga, la búsqueda de mejoras en el PIF dirigidas a frenar el creciente desvío de contenedores a Portugal.

Más de un año después de aquel esperanzador encuentro, la decepción en Vigo es mayúscula. Para la Autoridad Portuaria, la situación respecto al PIF sigue igual que antes. "Incluso peor", aseguran empresas consultadas por este periódico, las mismas que se habían mostrado optimistas con la marcha temporal -por baja médica- de la máxima responsable de Sanidad Exterior en el PIF, Ana Martínez. Tras meses tratando con sus sustitutas, María Luisa Vinader y Aida Castro, los operadores tiran del refranero popular para resumir su valoración: "Otro vendrá que bueno me hará".

Vuelve el pesimismo y crece el malestar. Y ya es generalizado entre los integrantes del Grupo de Trabajo del PIF, el cónclave constituido por el Puerto con los agentes y asociaciones implicadas en la importación de mercancías. Después de que Castrodeza les presentase un "protocolo documental" que lejos de agilizar la inspección aumentaba su farragosidad, se reunieron durante meses para definir una contrapropuesta con directrices más claras y, lo más importante, cerraba la puerta a esa arbitrariedad de criterios por parte de los funcionarios, principal causa de esas retenciones inexplicables de contenedores. El alto cargo de Sanidad ni siquiera se había preocupado en contestar hasta que de nuevo los empresas elevaron la voz. Aunque su respuesta fue igual de frustrante por su negativa a aceptar cambios en su protocolo o incluir algunas de las sugerencias formuladas. Una actitud que en Vigo se ha calificado de "burla" por haberles por haberles hecho perder el tiempo debatiendo mejoras cuando ahora sospechan que esta la verdadera pretensión del número 2 de Sanidad.

Sobran razones para el desánimo salvo en Praza da Estrela. El último cartucho de López Veiga se sustancia en una "propuesta de instrucción" que busca convertir al Puerto en coordinador del PIF. Actuaría como el supervisor de su funcionamiento y valedor de los derechos de los afectados. Ahora en fase de alegaciones, al finalizar este periodo se sabrá si Puertos del Estado o los cinco ministerios con funcionarios en Guixar aceptan atribuirle una competencia inédita en las autoridades portuarias española.