Cuatro años después de la llegada del escarabajo picudo rojo las administraciones continúan plantando cara a esta plaga, que ataca a las palmeras, especialmente las de la especie Phoenix canariensis. Tras perder casi un centenar de ejemplares por esta invasión, el Concello extremó en 2017 la vigilancia sobre las 472 palmeras existentes en el término municipal, con inspecciones mensuales para detectar si el interior de los troncos albergan a este voraz insecto.

De hecho, el año pasado se realizaron 5.192 seguimientos en los ejemplares registrados en las diferentes parroquias y barrios, de los cuales 160 están emplazados en pleno centro urbano, 94 en Alcabre y 57 en la Travesía de Vigo. Por el momento, no ha sido necesario tratar ninguna de estas palmeras que por ahora han esquivado la plaga.

Cerca de otras cien, sin embargo, sí han sucumbido al picudo y el Concello ya ha talado 25. Restan por cortarse otras 71 de las que 21 ya solo tienen el tronco porque se les ha retirado la copa. Una de las actuaciones que se llevó a cabo de manera más urgente a finales del año pasado fue el apeo de una palmera infectada situada en el CEIP Balaídos por el riesgo de desplome que presentaba su tronco, hueco tras el ataque del insecto.

Mientras tanto, media docena de palmeras de la especie Phoenix canariensis situadas en el Jardín Francés de Castrelos luchan contra el picudo rojo a través de un plan especial que lleva a cabo Viveros Adoa para tratar los ejemplares afectados. "Son recuperables, claro que sí. Tenemos que realizar un mantenimiento periódico para que se vaya difuminando la plaga", asegura Xabier, un portavoz de la empresa, que admite que la batalla contra los voraces escarabajos es muy compleja por el sencillo hecho de que éstos vuelan y se pueden desplazar de un árbol a otro.

La endoterapia, que también se emplea contra la oruga procesionaria, es uno de los tratamientos más eficaces ya que se inyecta directamente en el tronco un potente insecticida que viaja a través de la savia hacia los cogollos infestados.

También se opta por las duchas de insecticida, "menos invasivas" para las palmeras que, recuerda el experto, "no son un árbol como tal y no cicatrizan del todo y se debilitan paulatinamente" por los medicamentos.

"Lo ideal sería tratarlos antes de ver si muestran síntomas de la plaga y una vez que ésta llega hay que valorar cómo afrontarla", añade Xabier. En el caso de que no haya solución posible, el protocolo señala que hay que talar el ejemplar y trasladarlo a una plataforma de tratamiento de residuos especializada.

En plena batalla contra el picudo rojo también se encuentra la Consellería de Medio Rural cuyos servicios oficiales instalaron en la zona de Vigo nueve trampas con feromona específica que permitieron capturar en 2017 a 4.094 escarabajos adultos. Se colocaron en puntos concretos de Saiáns, San Andrés, Navia, Meixoeiro, A Madroa, cementerio de Coruxo, el punto verde de la misma parroquia (ahora arrasado tras los incendios de octubre) y en Bembrive.

Las mismas fuentes precisaron que otra de las medidas que se emplean es la suelta controlada de machos infectados con hongos entomopatógenos como sistema de lucha biológica contra esta plaga.

Desde la Consellería se recuerda que son los propietarios de las palmeras afectadas los responsables directos de aplicar las medidas de erradicación y control que pasan por la retirada y destrucción de los ejemplares infectados. También se recomienda evitar las podas durante el periodo de vuelo del insecto (de abril a noviembre) para minimizar su dispersión.