El área viguesa capea el invierno demográfico a pesar de las diferencias que hay dentro de los 14 municipios que la conforman. Los datos recogidos por el INE, que acaba de publicar una relación detallada de habitantes por núcleos y parroquias, muestran que a inicios de 2017 el área sumaba casi 477.700 vecinos, medio centenar más que un año antes. Esa estabilidad se logró gracias a los repuntes de población anotados en Baiona, Gondomar, Nigrán,Porriño, Salceda de Caselas, Salvaterra y Vigo. Sin embargo, el aporte de vecinos a la comarca parte de una porción relativamente baja de parroquias. Según las tablas del INE, en 2017 solo se había engrosado el padrón de unas 44, lo que representa poco más de un tercio del total. Sin contar a Vigo tuvieron alzas 38 de 106 núcleos, el 35%. Destacan repuntes como el de Navia, que creció un 2,6%; o San Lorenzo, en Salvaterra, que también creció por encima del 4%.

En Vigo, el nomenclátor del INE identifica 18 parroquias. A ellas se sumarían el núcleo urbano, además de puntos no incluidos entre esa veintena de zonas, como Bouzas o Coia. De ese listado de parroquias el INE anota crecimientos de población en Alcabre, Castrelos, Comesaña, Coruxo, Sárdoma y Navia, que se ve impulsada gracias al motor demográfico del polígono residencial. Beade, Bembrive, Cabral, Cadeán, Freixeiro, Lavadores, Matamá,Oia, Saiáns, Teis, Valladares y Zamáns perdieron habitantes en diferentes medidas. Entre todas ellas, la caída del censo es especialmente pronunciada en Teis, que vio cómo su vecindario perdía más de 200 personas y descendía un 7,5%. Juntos, los barrios periféricos suman una pérdida que ronda el centenar y medio de residentes.

El núcleo de la ciudad marcaba en 2017 un saldo positivo. El casco urbano y las zonas no incluidas por el INE en su listado de parroquias sumaban a principios del año pasado casi 198.900 personas, 300 más que un año antes. El incremento fue relativamente bajo en términos porcentuales, pero ayudó a apuntalar la población de la comarca y evitar que descendiera.

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El invierno demográfico marca la pirámide poblacional de buena parte de España. El descenso de la natalidad, el envejecimiento de la población y la emigración alimentada durante años por la crisis, que obligó a gran cantidad de jóvenes a salir del país en busca de oportunidades, deja su huella en los padrones locales. Entre otras señales, se revela en un aumento de la edad media de los municipios. Las tablas del INE muestran, por ejemplo, que entre los españoles ese dato es hoy dos puntos superior al de hace un par de años. Si se echa la vista a 1998 la diferencia es incluso más pronunciada. Entonces la media estatal se situaba en 39,2 años, frente a los 42,9 de 2017. Más grave es la situación en Galicia, que ya roza los 47 años.

En ese flanco Vigo consigue también verse menos afectada por la tendencia general. La edad media de los vigueses se situaba a comienzos de 2017 en 44,5 años, dos menos que la media autonómica y uno por debajo de la provincial. Más de la cuarta parte de las personas que residen en la ciudad no habían llegado además a la treintena. A pesar de esos signos positivos y al igual que en el conjunto del país, el promedio local repuntó en los últimos años. De hecho desde la década de los 90 los vigueses en edad de jubilación vieron cómo su número se disparaba.

A la evolución demográfica de Vigo contribuyen su perfil empresarial e industrial, lo que anima a personas en edad laboral a instalarse en la ciudad en busca de empleo. También el empuje de núcleos como Navia, que destaca por su elevado nivel de natalidad.