A pesar del endurecimiento de las leyes y de un incremento en el número de controles, los conductores vigueses siguen consumiendo estupefacientes al volante. La Policía Local denunció a 315 pilotos por circular bajo los efectos de las drogas o sustancias psicotrópicas en 2017, principalmente marihuana y cocaína. Fueron 89 más que el año anterior avalado también por el aumento de las campañas y controles realizados este último ejercicio por los efectivos municipales. De las 370 pruebas realizadas y contrastadas en el laboratorio toxicólogo, el 85% dieron positivo cumpliendo la gran mayoría un determinado perfil: jóvenes de entre 20 y 40 años, fumadores habituales de marihuana y con tendencia al policonsumo.

Y es que en un centenar de casos, el conductor interceptado había consumido al menos más de una droga diferente. Positivo en marihuana, cocaína, opiáceos y anfetaminas. Éste fue el peligroso cóctel que llegó a tomar una persona antes de subirse a su vehículo y ponerse a circular por Vigo. La Policía Local lo frenó y, al practicarle el "narcotest", arrojó positivo en estas cuatro sustancias si bien lo habitual es dar positivo por fumar un porro de marihuana -138 casos- o esnifar cocaína (64 ocasiones).

La intensificación de los controles preventivos realizados por los agentes permitió detectar a 213 de estos conductores, un 67% del total. La percepción de síntomas en la conducción, accidentes o infracciones a la norma motivaron el resto de las denuncias. Fueron las noches de los miércoles y viernes las que arrojaron un mayor número de positivos y también de accidentes por el consumo de estas sustancias. Concretamente fueron 17 - un 0,70% del total de los 2.516 accidentes registrados por el servicio de Atestados en 2017- los siniestros que derivaron en resultados positivos por drogas. En todos ellos se produjeron daños materiales si bien solo se contabilizaron nueve personas heridas, todas de carácter leve.

El mero hecho de haber consumido estupefacientes acarrea una sanción administrativa pero ésta no siempre es delito. ¿Dónde se traza el límite? En la influencia de las drogas. Si el conductor da positivo en las pruebas de saliva pero sus facultades para conducir son correctas, entonces se procede a la inmovilización del vehículo, se realiza una segunda prueba de sangre y se le impone al infractor una sanción administrativa, castigada por la Ley de Seguridad Vial con una multa de 1.000 euros y 6 puntos del carné. Sin embargo, estar bajo signos externos de influencia de estupefacientes, por ejemplo falta de coordinación, temblor de piernas, sudoración, locuacidad, habla dificultosa... sí incurre en un delito, tipificado en el artículo 379.2 del Código Penal con una pena de prisión de 3 a 6 meses, multa o trabajos en beneficio de la comunidad además de retirada del carné de uno a cuatro años. Negarse a realizar la prueba de drogas también se considera delito. Del total de las sanciones a los implicados en accidentes de circulación, el 47%, es decir, 8 es de tipo penal frente a las 9 infracciones administrativas.

En el año 2017 se produjo una estabilización en el consumo de drogas y sustancias de los conductores a lo largo de las semanas, mostrando en las horas nocturnas el mayor índice de consumo, aunque sí es cierto que diciembre fue el mes con mayor número de denuncias al contabilizar 49.

Otras campañas de tráfico

La participación y el esfuerzo realizado tanto en el servicio rutinario, como en los controles de tráfico realizados por la Policía Local, "muestran un cambio en la conducta de muchos conductores y una disminución de accidentes graves y fallecidos en los últimos años", matizan los efectivos municipales. Con el objetivo de mejorar la seguridad vial los efectivos locales pusieron la vista en más de una decena de campañas: el control del uso teléfono móvil en conductores, giros prohibidos, alcohol y drogas, carga y descarga, paso de peatones, control de semáforos en rojo, control en circulación en rotondas, control de velocidad, a la vez que se colaboró en las campañas de tráfico establecidas por la DGT como son las de control de camiones y furgonetas, transporte escolar, uso del cinturón y SRI (Sistema de Retención Infantil) logrando en el año 2017 la "cifra 0" en muertes directas por accidentes de tráfico en el término municipal de Vigo.