El periplo que emprendieron los 21 cuadros de Carlos Maside que custodió la ciudad de Vigo desde 1968 hasta que en el año 2012 sus herederos decidieron retirarlos de la Pinacoteca Municipal Francisco Fernández del Riego podría estar a punto de culminar. Cinco años después de su salida de la ciudad y tras negociaciones con diversas instituciones para la cesión o venta de la colección, la familia del artista está a punto de cerrar un acuerdo con el Concello de Santiago de Compostela para que las piezas se incorporen al patrimonio público y puedan ser expuestas de forma permanente en la capital gallega. El contrato iba a firmarse a finales del pasado ejercicio, pero se ha retrasado en busca de una ubicación definitiva y los sobrinos esperan ahora una llamada en las próximas semanas para dar salida a unos lienzos que desde que salieron de Vigo solo se han expuesto temporalmente en Pontevedra y en Santiago.
Los cuadros llegaron a Compostela en junio de 2014 a través de un convenio de colaboración con el gobierno del popular Ángel Currás para una cesión temporal por dos años con la intención de integrarlos en varias exposiciones, la primera en la por entonces Fundación Novacaixagalicia. Rosa María Maside reconocía ayer que casi desde el primer momento llevan en conversaciones con el ayuntamiento de la capital para cerrar un acuerdo. No ha sido fácil, pero la decisión parece despejada aunque por ahora no han trascendido las condiciones económicas.
"El objetivo es mantener vivo a Maside, todo lo demás es secundario", destacaba ayer a FARO la sobrina respecto a la entrega de los cuadros a la ciudad de Santiago. Tras el fracaso de las conversaciones con el Concello de Vigo, la sobrina insiste en que la organización de una muestra permanente en Compostela "es la salida que siempre buscó la familia para cumplir el deseo del artista". "Estamos satisfechos por cómo va todo y ahora solo queda buscar una ubicación adecuada a la calidad de estos lienzos", defienden los herederos de Carlos Maside.
La familia se llevó de Vigo los 21 cuadros depositados por los albaceas a finales de la década de los 60 tras ganar un litigio que puso fin a más de una década de negociaciones infructuosas con el Concello olívico debido a las diferentes tasaciones que existían. El bipartito llegó a ofrecerles 300.000 euros por las nueve obras más valiosas, que los herederos cifraban en 1,2 millones. Se encargó una nueva valoración pero el acuerdo no fue posible y los sobrinos recurrieron a los tribunales para reclamar la devolución de las piezas, quince de las cuales estaban expuestas en la Pinacoteca. De allí salieron envueltas en polémica en varias furgonetas tras una larga jornada en la que se examinaron una a una las pinturas antes de trasladarlas al Museo de Pontevedra de forma temporal.
Se intentó negociar con la Diputación provincial, pero no se materializó el acuerdo y después de un periodo almacenadas emprendieron rumbo a Santiago a mediados de 2014, donde han estado hasta ahora esperando por un destino definitivo que podría despejarse en las próximas semanas y en el que Santiago busca implicar a la Consellería de Cultura.
