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Fronteras que ponen en peligro la salud

La concesionaria del servicio de oxigenoterapia de la Comunidad Valenciana niega a un paciente vigués la máquina portátil para poder regresar a casa "por no ser valenciano"

May y Miguel Ángel, en su casa de Vigo, con la máquina de oxígeno que él precisa 20 horas al día. // J. Lores

Miguel Ángel Álvarez, convive con un marcapasos desde agosto. Este vigués no planeaba ponerse enfermo estas navidades cuando, con su mujer, May Feijóo, se desplazó a la Comunidad Valenciana para pasar las fiestas con la familia. Pero pasó. En Fin de Año ingresó en el Hospital Puerto Sagunto con una insuficiencia cardíaca congestiva y otra respiratoria aguda sobre crónica. Le dieron el alta con la prescripción de 18 horas de oxígeno al día, aunque acabó necesitando alguna más. Le instalaron la máquina necesaria en casa de sus parientes, pero cuando pidió una portátil para regresar a Galicia se la denegaron alegando que "no es valenciano", según denuncia su esposa. A pesar de que buscaron otros medios, no les quedó más remedio que volar sin ella y el personal de Iberia tuvo que socorrerle. Lo hacen público para que se ponga remedio a estas situaciones y se derriben las barreras administrativas que impiden la continuidad de la atención sanitaria entre comunidades y ponen en riesgo al paciente.

En vez de unas tranquilas vacaciones con la familia, May vivió una auténtica odisea para poder regresar con su marido en los dos vuelos que contrataron para el 4 de enero. Tras el festivo de Año Nuevo, el 2 de enero se pone en contacto con la concesionaria del servicio de oxigenoterapia en la Comunidad Valenciana, Gasmedia, para pedir un concentrador portátil. Le exigen un informe médico. Acude al centro de salud que, como desplazados, les correspondía en Sagunto, pero les remiten a un neumólogo. Va a las urgencias en las que le atendieron y le responden que tampoco pueden hacer nada. Al final, recurre al Servicio de Neumología del Cunqueiro, al tanto del caso porque, gracias a su médico de familia, ya le habían tramitado la colocación de una máquina en la casa de Vigo para su regreso.

Cuando May respiraba aliviada superados los problemas para obtener el informe, llegó la sorpresa. Gasmedi se negaba a facilitar el concentrador porque su marido "no es valenciano". La viguesa cuenta que le espetaron que "tendría que estar contenta", porque si le facilitaron una máquina en la casa de sus parientes fue porque en Fin de Año "estaban en servicios mínimos de urgencia debido a las fiestas y no habían comprobado que el enfermo no pertenecía a la comunidad". "Les dije que éramos españoles y que no habíamos viajado al extranjero", recuerda y añade que les preguntó "cómo podían jugar con la vida de las personas tan gratuita y alegremente".

Se dirigió entonces a la concesionaria en Galicia, Oximesa, tal y como le dijeron. Le respondieron que "es un problema surgido en otra comunidad y tienen que solucionarlo allí" y que "no tienen autoridad ni medios para hacerlo en otra comunidad". La Consellería de Sanidade le respalda. Recuerda que los pacientes tienen derecho a cobertura en toda España y en los países europeos con convenio y "quien debe prestar la asistencia es la comunidad en la que está". Preguntado por este asunto, la Consellería de Sanitat valenciana no ha ofrecido ninguna explicación.

Alertados por personal de ambulancias, la trabajadora social y la Dirección del hospital de Sagunto mediaron, sin éxito. Intentaron alquilar una máquina o que Iberia les facilitara el servicio, pero ya no había tiempo. "Tras mucho sopesar y calcular", deciden coger los dos vuelos "dentro de los márgenes de desconexión". El primero va bien. En el segundo, cuatro horas y media después de la desconexión -fueron casi 8 en total-, surge el problema. Piden socorro y el personal del avión le asistió "de forma impecable", lo que le permitió llegar a Vigo.

May agradece tanto su atención y ayuda como la recibida por su médico de familia, José Luis López; la de la neumóloga Cristina Represas y la administrativa María Teresa Salas, del Cunqueiro; y la de la plantilla y la Dirección del hospital de Sagunto. Pero está "indignada" ante "un sistema que se derrumba". "Se deja morir a una persona porque nunca ha sucedido un caso así y nunca se ha pensado en esa posibilidad", critica. Considera que se está "desatendiendo a enfermos crónicos con la privatización de servicios necesarios". May no olvida que ambas empresas le dijeron: "Señora, tenía que haberlo pensado antes". Ella responde: "Las enfermedades no se programan, surgen".

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