Está claro que cuando un niño pasa largas temporadas hospitalizado es imposible ofrecerle una formación al uso y, probablemente, tampoco sea lo más adecuado. Un profesor del colegio Santa Tegra de Teis, Manel Rives, y dos del Viñagrande de Vilanova, Sergio Rosales y Javier García, han impulsado un proyecto de colaboración entre los dos centros y el aula hospitalaria para ofrecer a estos menores -principalmente oncológicos- una manera diferente de aprender, basada en el uso de la tecnología y aprovechando su efecto motivador.

El objetivo es que estos niños, aislados físicamente de sus compañeros de colegio durante largos periodos, creen un enlace emocional con alumnos de esos dos centros trabajando en proyectos comunes. "Queremos que no se desconecten de las ganas de aprender", explica Manel Rives. La idea fue premiada por la Fundación Amancio Ortega, que les apoyó en la creación de materiales para el aula hospitalaria. Se lo expusieron a la Dirección del Sergas en Vigo y esta lo apoyó con una dotación de 30.000 euros, ha adquirido 30 tablets, ocho robots, un armario de carga y custodia y las licencias de software necesarias para el desarrollo del proyecto. Trabajan en colaboración con las docentes el aula hospitalaria.

Esta semana han entregado la primera tablet a una paciente. A través de apps podrá elaborar productos digitales, como películas o grabaciones sonoras o proyectos de realidad virtual -como "creAR Vigo", que desarrollan en la clase de Tigres y Gallifantes, de 3º de Primaria, del Santa Tegra-. Una de las propuestas es que los enfoquen a dar a conocer cómo es su experiencia en el hospital, cómo funciona alguna de las máquinas que están usando, qué significan símbolos típicos del ambiente sanitario... Luego compartirán sus trabajos con los alumnos de estos dos colegios y también podrán acceder a los de ellos. Así, esperan que desarrollen competencias como la autoconfianza, la comunicación o la creatividad. Estos dispositivos también les permiten conectarse mediante videoconferencias.

Con los robots -seis montables, de Lego, y dos más dinámicos, de Robobo- podrán aprender lenguajes de programación y desarrollar el pensamiento lógico. "La programación se basa en el ensayo-error, así que la equivocación no se estigmatiza, es una forma de aprender más humana", sostiene Rives. A través de ellos también se pueden trabajar las matemáticas y el arte, por ejemplo.