Todo gran cambio tiene partidarios y detractores. Las recientes reformas de la ciudad así lo certifican. La remodelación del estadio de Balaídos, la fuente con pantalla LED en Rosalía de Castro, la peatonalización de Porta do Sol o las cintas transportadoras de Gran Vía tienen voces a favor y en contra, algo que no ocurre en el entorno de la Alameda, donde desde esta semana está cortado al tráfico para reemplazar los adoquines de Plaza de Compostela por asfalto impreso. Vecinos y comerciantes aplauden la decisión del Concello. "Era fundamental cambiar el firme de esta calle", apuntan. Los trabajos marchan a buen ritmo y en apenas dos días los operarios ya han retirado todos los adoquines desde Colón hasta bien pasada la intersección con Velázquez Moreno.

Los primeros y principales beneficiados de la reforma serán los vecinos. Decenas de ellos se acercan cada día hasta la calle para ver el estado de las obras. "Parece que van muy deprisa, por lo que si lo tienen antes de tiempo, mejor", comenta Jesús González, que vive a pocos metros de Plaza de Compostela desde hace más de veinte años. "Con el paso del tiempo te das cuenta de que los adoquines son un error", asegura. En la misma línea se muestra José Iglesias, que espera que la decisión municipal se extienda a otras zonas. "Yo vivo en Bouzas y allí también tendrían que retirarlos en las vías por las que pasan vehículos", apunta.

El ruido, las vibraciones y los "constantes" accidentes son los principales problemas que los vecinos esperan atajar con el cambio de asfaltado. "Es una zona en la que los peatones tienen preferencia y no lo parece. Sustituir los adoquines es una acción fundamental, pero hace falta poner varios badenes a lo largo de toda la calle para que los vehículos no puedan coger mucha velocidad", reclama Cristina Alcalá, vecina de la Plaza de Compostela, que apunta a otra serie de mejoras en la humanización del entorno. "En las esquinas de los cruces es necesario eliminar los árboles de las macetas porque limitan la visibilidad y se producen golpes y atropellos en el cruce con Velázquez Moreno. Y otra decisión acertada sería restringir el tráfico solo a residentes", apunta.

Hasta la zona se desplazan a diario centenares de trabajadores. Ellos también celebran el cambio de firme en la calzada. "Es una obra necesaria porque los parches que hay por toda la carretera tapan algunos pasos de cebra", comenta María Iglesias, cuidadora infantil. "Toda reforma que sea para mejorar es siempre bienvenida", apostilla Anahí Monroy.

Los otros vencedores del cambio del adoquinado son los comerciantes. Porque la reforma va mucho más allá de la simple sustitución del asfalto. Las nuevas aceras contarán con pasos de peatones adaptados para mejorar la accesibilidad, mientras que los árboles y elementos vegetales de la Alameda se cubrirán con iluminación decorativa para hacer más atractiva la zona ajardinada. "Abrir la calle al ciudadano es positivo porque incentiva el consumo. Estamos encantados con la reforma y con el momentos elegido para hacerla", indica Rubén Pérez, presidente de la Asociación de comerciantes y hosteleros Zona Náutico.

Un único damnificado

La reforma de la calzada ha ocasionado un quebradero de cabeza a una persona. Y no por la eliminación de los adoquines, sino por la prohibición de tráfico en la calle. Emilio Madarnás es el gerente de Garaje Roma, un pequeño aparcamiento ubicado en plena Plaza de Compostela. "En dos días hemos perdido a casi todos los clientes que solíamos tener y la facturación ha bajado alrededor de los 200 euros al día. No estoy ni a favor ni en contra de la humanización, pero a mí, por el trabajo que tengo, me hace mucho daño", sentencia.

Su situación se alargará durante varios meses. Los trabajos se desarrollarán en tres fases. La primera, hasta abril, en el tramo entre Colón y Reconquista. La segunda, entre abril y junio, abarcará el último tramo de Plaza de Compostela y también García Olloqui (de Reconquista a Luis Taboada). Durante la última fase, entre junio y julio, los conductores ya podrán circular junto a la Alameda.

Rubén Pérez - Presidente Zona Náutico

"Abrir la calle a la gente es positivo porque incentiva el consumo"

María Iglesias - Trabaja en la zona

"Los parches de la carretera tapaban los pasos de cebra"

Cristina Alcalá - Vecina

"Hacen falta badenes para que los coches no puedan ir rápido"

José Iglesias - Vecino

"En Bouzas también tendrían que quitar todos los adoquines"

Anahí Monroy - Trabaja en la zona

"Toda reforma que sea para mejorar es siempre bienvenida"

Emilio Madarnás - Gerente aparcamiento

"En dos días hemos perdido la mayor parte de nuestros clientes"