Con la reforma de su actual sede en la calle Ecuador, en 2005, Cruz Roja inició en la ciudad un "imparable despegue" que provocó que sus 793 metros cuadrados de superficie y las previsiones de crecimiento en las que se basó la obra quedaran rápidamente "superadas". Así lo explicó ayer su presidenta provincial, Teresa Álvarez, en la presentación oficial de sus nuevas instalaciones en el edificio de su antiguo hospital en el Casco Vello. Destaca que fue la "tenacidad" de la institución la que permitió que la "inmensa pérdida" que supuso el cierre de este inmueble en 2010, se haya convertido ahora en "una oportunidad". Sus 2.270 metros cuadrados le permitirán absorber ese incremento de actividad, ajustarse a las necesidades actuales de la población y expandir servicios, como el asilo a refugiados, para el que reservan una planta.

El inmueble de 1953, con una fachada al frente marítimo -en Cánovas del Castillo- y a otra al Casco Vello -en Teófilo Llorente-, fue reformado de manera integral con un presupuesto de 1,4 millones de euros, por la constructora San José y según el diseño del estudio de arquitectos Fraga, Quijada y Portolés. Cuenta con cinco plantas y centralizará los servicios de Cruz Roja en Vigo desde la próxima semana. Mientras, el edificio de la calle Ecuador se mantendrá por ahora vacío y a la espera de futuros usos.

El centro para alojar a solicitantes y beneficiarios de protección internacional estará ubicado en la cuarta planta y contará con 20 plazas, distribuidas en ocho habitaciones -incluido un pequeño apartamento-. Se suman a las otras 11 que la institución gestiona en dos pisos en la ciudad -desde agosto de 2016- y las 12 de Vilagarcía -desde marzo de 2017-. El arquitecto Salvador Fraga cuenta que este servicio no estaba proyectado en un inicio y se planteó "al ver las posibilidades del edificio" durante la reforma.

En la planta baja, con entrada independiente por Cánovas del Castillo, se mantendrá el centro de día para mayores -con 53 usuarios en 2017. El acceso principal será por Teófilo Llorente, al nivel de la segunda planta, reservada para el personal -medio centenar, incluido el del albergue- y los espacios de atención personalizada. También estará el área de salud, socorros y emergencias que, el año pasado, atendió a 297 personas en eventos.

Otros dos pisos se destinarán a a aulas. En el primero servirán para actividades con mayores, jóvenes -llegó a casi un millar- y niños -139, en apoyo escolar- y se incluye una cocina semi-industrial para cursos. Las de la tercera planta serán para formación ocupacional y del plan de empleo -el año pasado, impartieron 378 cursos a 3.658 alumnos-.

Se ganó una quinta planta, diáfana, para actos. La fachada se limpió de elementos, como unas escaleras para evacuación -se crearon otras internas- y climatización-, y se reconstruyó en algunos puntos.

En total, el año pasado, Cruz Roja atendió en Vigo a 15.363 personas, coordinó a 2.487 voluntarios y contó con el apoyo de 7.555 socios. El presidente de la organización en España, Javier Senent, presente en el acto de ayer, deseó que se convierta en un "centro de acogida y reconciliación" a disposición de todos los ciudadanos. "Salir de estas situaciones es un trabajo de todos", advirtió.

El alcalde, Abel Caballero, se congratuló que se abra un espacio en la ciudad para acoger a los que huyen de sus territorios "escapando de la muerte" y defendió la obligación de darles cobijo de un país "decente". Aplaudió la reforma del inmueble y destacó que "los mejores lugares de la ciudad son para la solidaridad".

El vicepresidente de la Xunta, Alfonso Rueda, por su parte, felicitó a la organización por su labor y le s felicitó por la nueva sede, "consciente" de la necesidad de buenas instalaciones para la ciudad. Resaltó que el apoyo de la Xunta se duplicó desde 2009.