Los usuarios que lleguen con tiempo antes de un viaje o tengan que hacer escala durante varias horas en la estación de autobuses tienen un problema. La oferta comercial se debilita con el paso de los meses. De los quince locales acondicionados para acoger negocios en la terminal de Gregorio Espino tan solo hay ocho en funcionamiento. El resto están cerrados a cal y canto e incluso tienen cartones que impiden ver su interior.

A día de hoy están operativas dos tiendas de complementos, una peluquería, la cafetería, un negocio de alimentación, un salón de juegos, un local de alquiler de vehículos y un puesto de información del grupo Avanza. El abandono de la terminal, con goteras y malos servicios para los usuarios, y la última huelga de transporte han afectado de manera severa durante los últimos meses a los comerciantes que todavía aguantan en los laterales del vestíbulo principal, que acusaron pérdidas del 50% durante los paros convocados por los sindicatos entre los meses de junio y julio.