El parco stock de vivienda nueva influye también en el mercado del alquiler. La escasez de construcciones por estrenar y la falta de opciones lleva a parte de los potenciales compradores a decantarse por el arrendamiento mientras esperan que el mercado crezca y amplíe su oferta. Ese factor, sumado a la falta de financiación e inestabilidad laboral que padecen las familias, hace que para muchos el alquiler se convierta en la alternativa más viable a la hora de buscar residencia en Vigo.

Buena prueba de esa tendencia la daba hace varios meses un informe de la Federación Galega de Empresas Inmobiliarias (Fegein), que concluía que la proporción de vivienda en régimen de alquiler estaba situada en sus niveles más altos desde hacía años. Según el informe de la patronal del sector -presentado en verano-, el 23,1% de los hogares de la ciudad estaban en régimen de arrendamiento, lo que supondría el volumen más alto desde al menos 2011.

El Instituto Galego de Estatística (IGE) apunta a una tendencia al alza que se habría iniciado hace años. En 2015 el observatorio gallego señalaba que estaban en régimen de alquiler el 19,04% del total de hogares, un dato inferior al de 2017, pero varios puntos por encima de 2010, cuando el IGE anotaba una proporción del 16,84%.

Esa tendencia tiene su reflejo también en los precios. El informe publicado por Fegein en junio concluía que los alquileres que se cobran en el municipio son los más altos de las principales urbes de Galicia. Entonces registraba 6,95 euros/m2, frente a los 6,5 apuntados en A Coruña.