Una dotación de bomberos acudió ayer hasta el estadio de Balaídos para asegurar la grada de Gol, que el domingo sufrió el desprendimiento de varios cascotes de su cubierta. Aunque el tramo afectado era pequeño y las piedras no eran de grandes dimensiones, la policía prefirió no correr riesgos durante la previa del partido entre el Celta y el Villarreal y acordonó la zona. Los desperfectos en la grada no fueron a más tras el encuentro y la zona dañada ya ha sido reparada.