A medida que O Marisquiño ha ido ganando eco y afluencia de público, con el paso de los años, sus responsables se han encontrado con un reto cada vez más exigente: cuidar al máximo la seguridad del festival. Para conseguirlo este agosto ya adoptaron medidas especiales, como reforzar su vigilancia y vallar las zonas más próximas a los muelles por la noche. Además de garantizar la seguridad de su público y deportistas, esas actuaciones también permiten a la cita cumplir con los rigurosos requisitos que exigen las federaciones internacionales a la hora de seleccionar los lugares que acogen sus pruebas.

Una de las máximas en Samil sería mantener ese mismo nivel de seguridad. Al dividir parte de su actividad entre el arenal y el centro de la ciudad -la playa acogería el grueso de las competiciones y el entorno portuario, como hasta ahora, los conciertos y el descenso urbano-, O Marisquiño tendrá que centrar también su atención en dos escenarios distintos.

O Marisquiño celebrará en 2018 su mayoría de edad. Desde su primera edición se ha mantenido siempre vinculado a Vigo. Su alcance y éxito cada vez mayor llegaron a atraer en los últimos años el interés de otras ciudades, como Bilbao, que incluso llegó a sondear a la organización de la cita. El festival tiene un acuerdo con Concello y Diputación que blinda su continuidad en Vigo durante al menos varios años más.