Una furgoneta de Arume -adjudicataria actual del servicio- sale cada día a media mañana para hacer llegar a los 28 centros educativos de Educación Infantil y Primaria que gestiona Foampas los platos que conforman un total de 2.410 menús a repartir diariamente. A esta cifra de usuarios hay que sumarle también la de los escolares que se alimentan en comedores a cargo de la Xunta, ocho de gestión directa (con cocina propia) y trece de gestión indirecta (servicio de cátering), que abastecen a más de 3.762 menores. En total son 6.172 niños -un 25% de los 23.400 escolares de entre 3 y 12 años- los que se benefician a diario de este servicio, cifra récord que se ve favorecida por la conciliación familiar y el gran valor nutricional y la calidad de los platos.
Y es que Sanidade alertó a raíz de datos del curso 2015/2016 que la alimentación de los niños gallegos desentonaba con la recomendada por la Consellería por abusar de fritos y la escasez de frutas y verduras, alimentos cuyo consumo es prioritario y exige una ración diaria. A partir de entonces cambió la dinámica de los gestores que impusieron a las empresas concesionarias normas más estrictas en cuanto al equilibrio en los menús.
En el caso de Foampas, el control de los mismos lo lleva a cabo una comisión especializada que se desplaza a diario a los colegios que gestionan y realiza inspecciones a la propia empresa de restauración. Saben que la alimentación de hoy de los niños es su salud del mañana, por ello son los propios padres los que ejercen de "nutricionistas". "En la comisión nos estamos informado mucho, tanto a través guías pediátricas como por un manual de la Xunta sobre comida saludable. Es la empresa la que nos pasa los menús junto a las calorías de cada plato y nosotros los revisamos para comprobar que cumplen con la normativa", señala Belén, miembro del Ampa del Illas Cíes, en Coia. ¿Y cómo se establecen los menús? Deben de contar diariamente con un 55% de hidratos de carbono, 30% de lípidos y 15% deben ser proteínas. Los platos se condimentan con aceite de oliva y el sal "en su justa medida". "Tenemos un total de 10 menús ya predefinidos que se repiten a lo largo de las semanas", añade esta madre, quien matiza que los escolares a su cargo comen "todos los días" una ración de verdura, ya sea como primer plato o condimento del segundo. La fruta se ingiere tres veces a la semana y están totalmente prohibidas la bollería y los productos enlatados, a excepción de la piña, "muy ocasionalmente y siempre en su jugo", aclara.
Los rebozados y fritos solo copan dos platos al mes y en cuanto a los segundos se distribuye la carne y el pescado (preferentemente congelado) a partes iguales. "Intentamos moderar el consumo de huevo a solo un día a la semana y sacamos por completo las salchichas o hamburgesas. La raya es el pescado estrella", explica la portavoz de Foampas, Bertila Fernández. También se elaboran menús para personas intolerantes a la lactosa, dietas blandas, celíacos, laxante, sin huevo, sin fructosa, sin sal e incluso de fácil masticación. "Sabemos que hay muchos niños de infantil que les puede costar comer la sepia o el calamar entonces lo cambiamos por otro alimento cuyo valor nutricional sea similar. Al igual que si un plato no triunfa o no gusta a los niños, lo cambiamos por otro pero sin alterar su proporción de nutrientes", señalan ambas.
Reconocen que los menús han mejorado "de forma notable" con el paso de los años en parte favorecido por el interés de los padres por la corecta alimentación del menor y evitar casos de obesidad infantil. "Son muchos los padres preocupados por el menú que nos consultan o incluso nos aconsejan sobre cómo mejorar. Y también los propios alumnos; en verdad ahora los comedores son como una asignatura más sobre nutrición", explica la miembro del Ampa del centro educativo Illas Cíes.
El sistema empleado por la Xunta en los comedores que gestiona es similar: cada empresa puede elegir para las estaciones de otoño-inverno y para la primavera-verano, 10, 15 o 20 menús fijos, que serán servidos de forma sucesiva.La Consellería destinó más de 8 millones para la adjudicación de las empresas de restauración en toda Galicia y ayudó a las Ampas de Vigo con 134.000 euros. Por su parte, el Concello de Vigo dedica 606.000 euros a Foampas para becas comedor y 1.338.000 euros en becas para alumnos, con lo que la aportación municipal llega a los dos millones.
Haz click para ampliar el gráfico
Actividades educativas que convierten la hora de la comida en una "jugosa" asignatura
- Si antes el concepto de comedor escolar quedaba relegado al simple hecho de almorzar, ahora están concebidos como un espacio en el que se fomenta la convivencia entre los escolares, aprenden de nutrición y favorece la inclusión social. La empresa adjudicataria de los comedores de Foampas cuenta con 93 monitores que, atendiendo al número de alumnos del servicio, se distribuyen por los comedores. Así, debe de haber una monitora por cada 15 niños y proporcionar además "orientaciones en materia de educación para la salud y la adquisición de hábitos sociales, realizando actividades educativas y de tiempo libre en los periodos anterior o posterior a la utilización de servicio", tal y como se recoge en el pliego de contratación de la adjudicataria. Además, entre los camareros o monitores a cargo de los comedores figuran usuarios de Down Vigo, tanto con contratos de prácticas como indefinidos. Por su parte, la portavoz de Foampas, Bertila Fernández ha demandado la creación de una mesa de comedores escolares formada por la Consellería de Educación y las Federaciones de Padres y Madres de Alumnos para trabajar sobre un nuevo "decreto de comedores" en el que colaboren "profesionales de la nutrición".
