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La iglesia que convierte a Panxón en un emblema

El arquitecto porriñés Antonio Palacios colocó en noviembre de1932 la primera piedra del Templo Votivo del Mar

Imagen del templo en los años 60.

Fue a finales de noviembre de 1932 cuando comenzó a tomar forma definitiva el templo votivo del mar situado en Panxón. El día 29 de ese mes se colocó la primera piedra de la iglesia dedicada a la Virgen del Carmen. Su construcción fue un desafío desde que se decidió iniciar el proyecto arquitectónico encargado a Antonio Palacios. El porriñés desarrolló un espacio considerado como un icono por muchos motivos. Rompía con las tradicionales construcciones de la época, pero además se ubica en un lugar privilegiado. Asentado sobre una superficie total de 2.700 metros, la colocación de la primera piedra fue uno de los grandes acontecimientos de ese año en el Val Miñor.

La iglesia de Panxón se había quedado pequeña. Construir otra formaba parte de la petición popular. Por ese motivo, no resultó extraño que en el acto de colocación de la primera piedra se reunieran una gran cantidad de vecinos. Por supuesto también estaban presentes las autoridades eclesiásticas de aquellos años y el arquitecto. Un cofre, que contenía monedas y la prensa de la época entre otros objetos, fue depositado casi a la entrada del que sería el nuevo templo. Hubo discursos y mucha emoción, según el relato que se puede leer en el Decano. Los barcos del puerto hicieron sonar sus sirenas, ya que la nueva iglesia estaría dedicada a la Virgen del Carmen, su patrona. En las palabras que se pronunciaron también se destacó el lugar elegido, considerado como el más espectacular de la ría viguesa.

Se iniciaban los trabajos para ejecutar el diseño de Antonio Palacios. El arquitecto porriñés no cobró nada por realizar el proyecto. Como única condición pidió que se conservara el arco visigótico que se encontraba en las inmediaciones. Su petición, por supuesto, fue atendida. Antonio Palacios se basó en una iniciativa similar que ya se había realizado en el templo de Veracruz (Carballiño). En Panxón también se conservaría la huella y el sello de uno de los arquitectos con más prestigio en España.

Los materiales para la iglesia fueron donados por multitud de vecinos. Se utilizaron, sobre todo, las piedras de casas que se encontraban en estado de abandono. Algunos acaudalados también contribuyeron con aportaciones económicas. Así quedó reflejado en un recordatorio que se realizó en una de las partes.

Antonio Palacios representó la arquitectura germánica y por lo tanto este edificio es considerado como uno de los mejores exponentes. Posee una torre de treinta metros coronada con un minarete y la figura de cuatro ángeles, ubicados en dirección a los cuatro puntos cardinales. En la parte superior de la torre se instaló una luz que servía como faro para los marineros. Su privilegiada ubicación fue utilizada también de forma práctica.

La primera piedra se colocó el 29 de noviembre de 1932. Las obras avanzaron a ritmo lento. En el proceso de construcción, los obreros se encontraron con numerosas dificultades. Terminaron en 1937, es decir, cinco años después. En 2010 se inició un proceso de restauración.

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