El último de los ruinosos barcos que afeaban la fachada marina de Portocultura ha abandonado el muelle del remozado edificio pendiente de inaugurar como centro de oficinas portuarias. Agotado el plazo de cinco días concedido a sus propietarios, la Autoridad Portuaria trasladó el Ría de Muros -22 metros de eslora por 7 de manga- a Bouzas, donde quedó abarloado a otros herrumbrosos buques igual de abocados al desguace. De esta manera, a partir de ahora la línea de atraque de la zona humanizada recibirá solo barcos institucionales. En un rincón de este mismo muelle permanece todavía un narcovelero. Intervenido por el juzgado, de tardar mucho en responder a la solicitud del Puerto para sacarlo de esta zona, acabará retirándolo pero del fondo el mar.