En Vigo hay muy poca vivienda seminueva para alquilar y la que sale al mercado se ocupa muchas veces en cuestión de horas. El sector alerta de la existencia de un cuello de botella que en ciudades como Vigo podría ocasionar que se llegue al segundo semestre de 2018 con una oferta tan reducida que no llegue para satisfacer toda la demanda. Esto se traduciría en nuevos incrementos de las rentas hasta un nivel "difícilmente" asumible por los ingresos de una unidad familiar media. El mercado atraviesa el mayor repunte de precios de la década y hoy en día es prácticamente imposible alquilar un piso bueno de dos habitaciones en el centro por menos de 700 euros. Los que hay por debajo de ese rango tienen más de quince o veinte años de antigüedad, están sin amueblar o no incluyen plaza de garaje ni trastero. El problema no es nuevo, pero se ha acentuado de forma importante en el último año y medio.

Desde la Federación Galega de Empresas Inmobiliarias (Fegein) llevan tiempo alertando de que se podría llegar a esta situación en las zonas urbanas de la comunidad por ser receptoras de población flotante que se traslada temporalmente de ciudad por motivos laborales, unido al hecho de que la crisis ha empujado a un porcentaje enorme de población hacia el alquiler y al evidente cambio de mentalidad que inclina la balanza por esta fórmula en lugar de la adquisición de bienes en propiedad. A esta casuística se suma el "enorme" impacto que ha tenido la regulación de la vivienda vacacional y que ha sacado del circuito de alquiler de larga estancia a unas 4.000 viviendas en toda Galicia y que ha provocado que en zonas concretas como Santiago o Vigo se hayan producido incrementos del precio del 12% en solo un cuatrimestre, según datos de la federación.

"A este caldo de cultivo Vigo suma el hecho de carecer de Plan Xeral y de contar con muy poco stock de vivienda, lo que hace que junto con Santiago sea la ciudad que más está padeciendo este problema", reconoce el presidente de Fegein, Benito Iglesias, que alerta sobre las tensiones generadas que provocan que por primera vez, familias de clase media con ingresos no puedan encontrar piso donde han elegido y tengan que cambiar de zona y conformarse con inmuebles de peor calidad con respecto a las que tendrían accesibles hace dos o tres años.

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"El cuello de botella no deja de estrecharse desde 2015", insiste Iglesias, quien reprocha que las administraciones respondan con demasiada lentitud. El estudio de Fegein del segundo cuatrimestre de este año sitúa el precio medio del alquiler en Vigo en 7,80 euros el m2, por encima de los 7,30 de A Coruña, los 6,10 de Santiago o los 5,50 de Pontevedra. Este índice situaría el precio medio de un piso de dos habitaciones y 70 metros en la urbe olívica en 550 euros, una cifra elevadísima teniendo en cuenta las importantes diferencias entre el centro y el rural.

Ahora mismo inmobiliarias y portales especializados apenas ofertan viviendas de dos habitaciones en la zona centro de Vigo por menos de 650 o 700 euros salvo muy antiguas. En el entorno del Xeral se piden 600 por un piso casi nuevo y vacío de dos habitaciones, lo mismo que por otro cerca del nudo de Isaac Peral también sin muebles y con más de quince años. En la zona de A Miñoca es casi imposible acceder a un piso moderno, amueblado y de dos habitaciones por menos de 650 euros, llegando a pedirse 700 en Hispanidad. De forma adicional, los estudios y apartamentos de una habitación en el centro rondan los 500 euros, tanto en Irmandiños como en Areal, Pizarro o la peatonal del Calvario.

Y no se trata de casos aislados, pero ante la ausencia de alternativas para elegir, la escasa oferta de calidad que sale en el centro se agota en cuestión de horas aunque se trata de pisos que superan muchas veces los 600 euros. Las inmobiliarias llegan a elaborar listas de espera de aspirantes y es el propietario el que analizando los diferentes perfiles puede elegir hoy a sus inquilinos, además de exigir un mes o dos de fianza, si el piso está amueblado, y un seguro de protección ante los impagos. Esto provoca el problema adicional, según advierte el presidente de Fegein, de que "haya familias sin ingresos o con muy bajos recursos a las que hoy les resulta casi imposible acceder a un alquiler".

Estos incrementos de precios los vienen detectando desde principios de año en firmas con gran experiencia en la ciudad como Inmobiliaria Independencia, que concluyen que "los precios están muy altos, en algunos casos desorbitados para las condiciones reales de los inmuebles". Aunque entienden que la situación no puede prolongarse durante mucho más tiempo, reconocen que por ahora los pisos, aunque caros, se ocupan en cuestión de horas.