Una aplicación para estudiar los efectos de los incendios en Galicia; un sistema de seguimiento de delfines por sus sonidos para evitar que varen; un dispositivo wearable para prevenir el estrés; un proceso de biotransformación de residuos orgánicos con lombrices... Solo son algunos de los dieciséis proyectos de seis colegios vigueses que Galiciencia ha seleccionado para exhibir en su duodécima edición, la próxima semana, en Ourense. Los centros de la ciudad copan así una quinta parte de la participación de la mayor feria científica de la comunidad y en la que también participan alumnos de Cataluña, Euskadi, Asturias y Andalucía.

Esta iniciativa estimula a los escolares a poner en práctica los conocimientos adquiridos en diferentes asignaturas para resolver problemas reales. Por ejemplo, dos alumnas de 3º de la ESO del Alborada, Laura Costas e Inés Castro, se han fijado en uno de mucha actualidad: la sequía. Buscaban invernaderos capaces de actuar sin agua de riego potable. Empezaron reproduciendo a escala cultivos subacuáticos que ya existen en Italia. Con tiestos dentro de campanas sumergidas en una cubeta con agua de mar, comprobaron la eficiencia del autorriego por evaporación.

Les pareció una buena solución para países áridos, pero complicaba la logística de cultivar bajo el agua. ¿Los agricultores tendrían que descender con trajes de buzo? Optaron por que el invernadero solo estuviera parcialmente sumergido, con una piscina cubierta cerca de la costa. Funciona. Lo han comprobado en acuarios. Ahora quieren probarlo en una piscina de verdad, cuenta su profesor, Alberto García Mallo.

Los alumnos de Secundaria del colegio plurilingüe Alborada también participan con un estudio que demuestra que las conchas de los mejillones son más pequeñas y más finas cuantos más organismos se adhieran a ella. A los de Primaria, pequeños científicos que no superan los doce años, les han escogido cinco: un experimento sobre el uso de algas como estiércol, un estudio sobre las motivaciones de las personas para decorarse el cuerpo, la demostración de que los sentidos funcionan mejor juntos, la comprobación de que el picudo rojo solo afecta a las palmeras y una investigación sobre la respuesta de la lenteja y el haba a la luz con diferentes filtros de luz -y parece que con el verde no crecen-.

El profesor Bernardo Longa, del colegio Montecastelo, destaca que esta feria es de gran ayuda para los docentes en su objetivo por motivar a los alumnos para que pongan en práctica lo aprendido. Añade que prepara al estudiante para un futuro, ya que no solo aplicará conocimientos tecnológicos, científicos o matemáticos, sino que también "tendrá que expresarse y defender su proyecto".

Galiciencia ha seleccionado dos proyectos de sus alumnos de 4º de la ESO. Con uno de ellos, Jaime Alonso y Carlos Fole, tratan de evitar los frecuentes varamientos de cetáceos por la orografía de las costas gallegas. Asesorados por la Coordinadora para o Estudio dos Mamíferos Mariños (CEMMA), utilizaron los aparatos que registran los sonidos de estos animales -hidrófonos- para seguir a los delfines sin GPS, triangulando su posición. Una alerta avisaría de cuando están en una zona de riesgo para evitar que varen. Además, han diseñado una aplicación de móvil para que cualquiera pueda avisar de estas situaciones enviando una foto. Y es que la rapidez de respuesta es muy importante, ya que fallecen al poco tiempo porque su gruesa capa de grasa les causa hipertermia.

El otro proyecto se les ocurrió tras la charla del padre de un alumno, psicólogo, que les habló de las consecuencias del estrés. Pedro Bodega y Cayetano Pérez han diseñado un chaleco con sensores para detectar parámetros como la frecuencia cardiorespiratoria o la presión arterial, que alerte de que una situación está provocando un aumento excesivo de la tensión emocional, porque las personas no siempre lo perciben. Planean ya otra aplicación, después de saber que el padre de otro compañero, bombero, se quemó en los últimos incendios y no se dio cuenta en el momento por la adrenalina.

En el Marcote, David Ballesteros cuenta que los niños se están "acercando a la programación y la tecnología de una forma realista" gracias a estos proyectos, cuyo objetivo es "aprender al máximo a través de su curiosidad" y fomentando la interdisciplinariedad. Así, a sus alumnos de Primaria les han escogido un sistema de riego robotizado con control de humedad, juguetes tecnológicos y la modernización de un reloj y un telégrafo.

Completan los trabajos escogidos, la aplicación para recoger los puntos geográficos y las especies vegetales quemadas en los incendios, del Miralba; y la sonda marítima para mandar información a Meteogalicia, del Martín Códax; el jardín micológico y la biotransformación de residuos orgánicos domésticos con gusanos, del Santa Irene.