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Historia de la ciudad

Cuando las Cíes eran las islas de Baiona

Un repaso por las cartas náuticas que desde 1700 trazaron la belleza de la ría de Vigo

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Repasamos imágenes de mapas y cartas náuticas de la ría de Vigo desde 1700.

Hubo un tiempo en el que el icono de Vigo no pertenecía a Vigo. Las Cíes, de hecho, además de conservar su topónimo actual, se denominaban también islas de Baiona, villa que hasta 1840 tuvo la jurisdicción sobre ellas. Eran nobles baioneses los que administraban el foro, propio del antiguo régimen monacal, que regía en el archipiélago desde dos siglos antes. Fue una época convulsa, en la que fueron escenario de ataques piratas y sirvieron de refugio para buques españoles y extranjeros embarcados en constantes guerras. Ello derivó en un progresivo abandono de los habitantes, que se revirtió ya en el siglo XIX; a partir de ahí empiezan a recuperar actividad y población, y es cuando pasan a ese pequeño núcleo en el interior de la ría que por entonces comenzaba a despuntar.

Estos avatares, bien documentados en fuentes bibliográficas, también se pueden seguir de una manera más visual: a través de varias cartas náuticas que, desde principios del siglo XVIII, las potencias extranjeras —Inglaterra, Francia y Prusia— y luego el propio Reino español, trazaron de la costa gallega.

Plano de la ría de Vigo y O Morrazo, de S. de Miñano (1828) Biblioteca Dixital de Galicia

Esas imágenes, elaboradas con afán científico pero que transmiten un sugerente encanto estético, pueden leerse como un recorrido por la evolución de Vigo en las últimas centurias y por su crecimiento como urbe, desde el pequeño núcleo del 1700 hasta el desarrollo del puerto en el siglo siguiente. El hecho mismo de aparecer en los mapas de las naciones más poderosas indica relevancia: no se cartografía lo que no importa. Todos estos y otros mapas pueden consultarse en el sitio web de la Biblioteca Dixital de Galicia, creada para conservar en la red la memoria documental de la comunidad: desde la prensa histórica hasta ilustraciones o manuscritos.

En busca de la exactitud

Detrás del esfuerzo de ingenieros y geógrafos por ilustrar la ría de Vigo con sus islas y accidentes geográficos de la manera más fiel posible había un profundo interés humanístico, no en vano datan de la época de la Ilustración. Pero también había razones más prosaicas y pragmáticas: solo una reproducción exacta serviría en caso de guerra. No por casualidad las primeras imágenes, siempre grabados en cobre, se realizan en los años inmediatamente posteriores a la batalle de Rande.

De hecho, en una de estos mapas, realizado por Nicholas Tindal para la Armada británica, se reproduce ese famoso combate naval. Se trata de un dibujo topográfico en perspectiva y a color que en su propio título avanza su intención de precisión: Un boceto exacto de la ría y el puerto de Vigo. Quizá el resultado será más atractivo que fiel a la realidad.

Un boceto exacto de la ría y el puerto de Vigo, de Nicholas Tindal Biblioteca Dixital de Galicia

Esas imágenes en perspectiva, de indudable belleza, irían cediendo ante los planos tal y como hoy los conocemos, mucho más exactos. Por ejemplo, en 1764 el francés Jacques Nicolas Bellin elabora un preciso plano de la ría, en el que el tamaño de la trama urbana de Vigo ya crece con respecto a sus precedentes. Bellin formaba parte del grupo de enciclopedistas y es famoso por sus cartografías de Canadá y de otras posesiones francesas en Norteamérica.

De más de una década más tarde data el primer mapa de un autor español que describe con precisión —batimetrías incluidas— la ría: Vicente Tofiño de San Miguel, responsable del fundamental Atlas Marítimo de España.

Y en el siglo XIX podría continuar este recorrido por planos que, en fin, son a la vez representación del mundo y expresión del poder que confiere el conocimiento de la realidad. Podría llegar, incluso, a la centuria siguiente, cuando gentes provenientes de Cangas se asientan en el archipiélago y son los últimos en abandonarlo. Ahí nace el germen de la clásica reivindicación canguesa de que las islas Cíes son, en verdad, sus islas. Pero esa es otra historia.

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