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Óscar Ferreiro: "Gonzalo de Vigo era marinero, pero ante todo un intérprete y mediador cultural"

"A partir de ahora en Traducción podremos hacer salidas pedagógicas con los alumnos"

La terracota | Se inicia el modelado con terracota, sostenida sobre una estructura metálica

Marinero de oficio; intérprete por los avatares del destino. Aunque Gonzalo de Vigo era un profesional del mar y como tal se enroló en 1519 en la expedición de Magallanes -la primera en circunnavegar el globo- el pase a la historia se lo da su otra gran condición: la de mediador cultural entre los colones españoles y los nativos. El profesor de Traducción e Interpretación Óscar Ferreiro fue clave para desentrañar y poner en valor el periplo vital del marinero, cuyo papel abordó en su tesis doctoral. La Autoridad Portuaria de Vigo ha decidido ahora encabezar la humanización de Portocultura con una estatua del peculiar marinero.

-¿Cómo recibió la noticia de que una estatua de De Vigo presidirá Portocultura?

-Es una iniciativa fantástica. No cabe duda de que pensar en la figura de Gonzalo de Vigo para ocupar un espacio público de la ciudad olívica conllevará el reconocimiento público e institucional a un personaje tan singular y versátil como él. Pero quisiera destacar también que, más allá de ser marinero, fue ante todo intérprete. Condición que nos conduce inevitablemente a los estudios de Traducción e Interpretación en la Universidade de Vigo, lugar donde formamos a futuros traductores e intérpretes. Los docentes hemos estado intercambiando opiniones y llegamos a la conclusión de que a partir de ahora y gracias a la Autoridad Portuaria podremos hacer salidas pedagógicas con nuestro alumnado para contemplar y visitar la estatua de Gonzalo de Vigo, un mediador lingüístico y cultural que fue provechoso para el entendimiento entre los expedicionarios españoles y los pueblos originarios.

-Desde hace tiempo Vigo está inmerso en el proceso de redescubrir sus episodios y personajes históricos, ¿cómo se explica que no haya destacado alguien tan peculiar?

-Históricamente los gallegos estamos presentes en los movimientos migratorios; pero desde luego en la conquista y colonización hubo muchos marineros de Galicia. La frontera con Portugal estaba mucho más difuminada, además. Digamos que Gonzalo de Vigo no estaba olvidado. Estaba en las crónicas... Pero hay que rescatar a estos personajes y lo que hicieron en la historia.

-No deja de ser significativo que la escultura se vaya a acompañar de un texto explicativo de la figura de De Vigo en varios idiomas: gallego, español, inglés y francés.

-No cabe ninguna duda de que era necesario, sobre todo sabiendo que Gonzalo de Vigo era marinero, pero pasa a la historia por ser un intérprete de idiomas. Yo echo de menos que no esté también el idioma originario, que seguramente era el malayo. Eso resultaría ideal.

De bloque de terracota a caballero de bronce

  • El callejero artístico de Vigo, que ya transcurre por referentes como el Sireno, los Rederos o los caballos de Juan José Oliveira que coronan la Plaza de España, incorporará en breve otra pieza fundamental: una gran escultura de cuatro metros de alto del enigmático robinsón Gonzalo de Vigo. Su autor, José Molares, quien ya tiene repartidas por la ciudad obras tan conocidas como el Julio Verne de As Avenidas o el Paseo dos Peixes de Bouzas, se traslada hoy a Madrid para dar los últimos retoques a la escultura de bronce. Tras un largo y complejo proceso creativo, el artista visitará hoy el taller de Madrid donde se ha fundido la escultura para darle el acabado final. Más tarde, la obra se transportará a los muelles, donde lucirá sobre una peana de granito que ya le espera en San Cosme. El "alumbramiento" de la escultura de Gonzalo de Vigo arrancó hace tiempo, con un primer boceto que representaba a un intrépido aventurero con barba, el mentón alzado y un trabuco en la mano. Sobre esa propuesta inicial Molares fue trabajando hasta hallar su forma definitiva: un robinsón algo más joven de mirada serena, con larga barba y melena, que parece contemplar el horizonte con paciencia. En algunas de las fotos con las que Molares documentó el proceso se aprecian imágenes en las que se pudo inspirar el escultor, como un retrato del actor Vigo Mortensen en la cinta The Road. Para llegar a esa nueva imagen, Molares encaró un complejo y delicado proceso.Primero modeló en terracota la escultura -con el mismo tamaño que la definitiva- , cuidando cada detalle, gesto y la pose de la figura. Cuando finalizó esa fase, el artista sacó un molde recubriendo la obra con capas de silicona líquida, a las que se aplicaron a su vez escayola con esparto y varillas de hierro. El objetivo: dar consistencia al molde. Una vez se seca el material, el escultor lo abre y obtiene las diferentes piezas que se emplearán después para dar forma a la figura final de bronce. El molde se manda a la fundición, donde después de un largo proceso se obtiene la reproducción en bronce de la escultura mediante la fundición "a la cera perdida". En total se emplean más de 400 kilos del preciado metal.

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