La figura de Gonzalo de Vigo, un enigmático tripulante de la expedición de Magallanes que circunnavegó por primera vez el planeta, reconocido por los cronistas testigos de la colonización de las islas del Pacífico por su papel clave como intérprete entre los nativos y los conquistadores españoles, encabezará la humanización del entorno de Portocultura, la edificación inconclusa que la actual presidencia de la Autoridad Portuaria desbloqueó con el Concello reconvirtiéndola en un centro de oficinas y servicios a punto de inaugurarse. José Molares, autor de obras muy populares en su ciudad como el Julio Verne de As Avenidas o el Paseo dos Peixes de Bouzas, y del mascarón de proa del Bima Suci (el buque escuela indonesio construido por Freire), firma la poderosa escultura del "robinsón gallego" que dará la bienvenida a una nueva superficie pública de 3.600 m² bordeando el mar y a un paso del Casco Vello.

En la Fundición Artística José Luis Ponce de Madrid se ultima estos días el nacimiento en bronce de la pieza concebida por Molares. Es la última fase de un trabajo iniciado hace cinco meses cuando partiendo de un boceto modelado se desarrolló en barro, y ya a tamaño real, la imagen de Gonzalo de Vigo. "Del modelo de terracota se extrae otro de silicona y escayola que es el que se llevó a Madrid para fundirlo a la cera perdida", precisa el artista sobre una modalidad que a diferencia de la "fundición a la arena" aporta mayor detalle y relieve. El resultado es una escultura de 2,4 metros de alto y 450 kilos de peso que apoyada sobre una peana de granito del país elevará el conjunto por encima de los cuatro metros y las seis toneladas de peso.

Junto a la complejidad técnica, Molares destaca una "especial" dificultad del reto que supuso para él el encargo de Enrique López Veiga. "Cuando el presidente del Puerto, que es un apasionado de los navegantes gallegos, me llamó para este cometido no sabía muy bien quién era Gonzalo de Vigo. Después de un tiempo documentándome me di cuenta de lo que también hacía interesante el encargo. Que no existían referencias visuales de la persona", razona.

"Intenté crear un nuevo héroe"

Así que el Gonzalo de Vigo que conocerán sus paisanos al pasear por el entorno de Portocultura es un marino vestido al estilo de los que partieron de Sanlúcar de Barrameda en 1519, aunque de rasgos y complexión imaginados, fruto por completo de la inspiración de Molares brotada del análisis de grabados de esa época. "Intenté crear un nuevo héroe para Vigo", dice el artista. Y alumbró un hombre atractivo con una pose y mirada sosegadas, pero bien armado y con una pierna posada sobre un baúl, como dispuesto a esa aventura que le llevaría a mezclarse con los temidos indios gracias a su proverbial facilidad para entender y hablar sus dialectos. De allí no volvió Gonzalo, que nada más pisar el Nuevo Mundo prefirió finiquitar sus días en los recónditos archipiélagos, y hasta puede que dejara su huella sanguínea. "Tras dos años de navegación fue como si dijese, ´De tierra no me saca nadie´", elucubra con humor el padre de la recreación.

Esta impresión encaja con un personaje tan intrépido. Óscar Ferreiro, el profesor e investigador de Traducción e Interpretación de la Universidad de Vigo, descubrió la existencia de Gonzalo de Vigo en el transcurso de las investigaciones realizadas para su tesis doctoral sobre los mediadores lingüísticos e intérpretes en las Reales Audiencias, como se llamaban los tribunales que impartían justicia en la Península y las Américas. En unas declaraciones cuando FARO publicó en septiembre de 2013 sus conclusiones, Ferreiro ofrecía las claves para entender la importancia del marino vigués: "En la época de las conquistas, el intérprete era muy importante porque conocía el terreno, las costumbres, aquello que podría molestar a los indios; sabía mediar si había una situación delicada porque conocía la lengua. Su papel era fundamental".

La Autoridad Portuaria recabó la colaboración de este investigador universitario para definir el texto explicativo de quién era Gonzalo de Vigo que se podrá leer en cuatro idiomas (gallego, castellano, inglés y francés) en cada una de las cuatro caras de la peana granítica. Precisamente los casi dos metros de altura de esta base de piedra se debe en parte al amplio resumen escrito en las placas metálicas sobre el significado histórico del personaje esculpido. Sin embargo, solo acaricia una mínima parte de sus andanzas. En la "Historia general y natural de las Indias" de Gonzalo Fernández de Oviedo y Valdés, este cronista describe un encuentro bastante revelador sobre el homenajeado. El relato arranca cuando en una isla llamada Botahá se encontraron a un cristiano en una canoa hablando castellano.

"Y les dixo: ´En buena hora vengais, señor capitán, maestro y la compañía´. Y los de la nao con mucho placer le respondieron que fuesse bien venido, y preguntáronle que con quién avía ydo á aquellas partes, y respondió assi: ´Señores, yo soy uno de los del armada del capitán Magallanes, y saíme de la nao del capitán Gonçalo Gómez de Espinosa, quando tornó á arribar al Maluco. No pudiendo yr á la Nueva España, y porque en essa saçon se morían de çierta dolencia en la nao, salimos yo y otros dos compañeros portugueses por miedo de morir, en la isla mas çercana del Norte, y allí mataron los indios á los otros dos compañeros mios por çiertas sinraçones que ellos acometieron, y después me passé de allí con unos indos á esta isla de Botahá; y soy gallego y me llamo Gonçalo de Vigo, y sé muy bien la lengua de las islas´".

Robinsón, héroe, pacificador, mediador, desertor... Para el presidente del Puerto, la escultura del Gonzalo de Vigo representa un idóneo complemento cultural a la recuperación de un espacio hasta ahora vetado al público. En total, 3.600 m2 ubicados frente al Casco Vello con un tramo de muelle que pronto será liberado de embarcaciones intervenidas judicialmente para atracar solo buques visitables como los oceanográficos o militares.

Inauguración, a finales de mes

Como fecha probable de la inauguración de Portocultura se maneja el 18 de noviembre. El estreno oficial de este centro de oficinas portuario se producirá con el 40% de los locales ya adjudicados. Había 17 espacios disponibles con una superficie media de unos 80 m2, pero el atractivo interior, y sobre todo las vistas desde la segunda planta, ha seducido a las empresas. Una solicitó la concesión de cinco para unificarlas y quedan 10 más por las que ya están preguntando varios interesados, entre ellas, algunas importantes compañías viguesas. Praza da Estrela ofrece a todos la misma respuesta: "Como no te des prisa...". El m2 es de 80 euros al año e incluye aparcamiento.

A quienes visitaron ya el edificio no les sorprende la expectación suscitada. La transformación ejecutada por Misturas bajo la dirección del estudio de arquitectura Castroferro aprovechó al máximo el potencial que ofrece la céntrica y ribereña situación del inmueble. La luz filtrada por amplios ventanales desde Cánovas del Castillo y la dársena de remolcadores rebotan en el roble que predomina en las paredes creando en el interior un ambiente envidiable para trabajar.

De aquel proyecto que permaneció años a medio ejecutar se conservaron las columnas de cemento que limpiadas pero lóbregas actúan de contrapunto a los modernos vestíbulos. También se ha decidido mantener el nombre de Portocultura en uno de sus laterales, el orientado hacia el Centro Comercial A Laxe. Aquí está la entrada principal a un edificio que además acoge servicios de asistencia y asesoramiento a los marineros que funcionarán en dos locales concedidos a las asociaciones Rosa dos Ventos y Stella Maris, y a la sección marítima en Galicia del sindicato internacional de trabajadores ITF. Colectivos que desarrollan una "misión social de relevancia", como ha destacado López Veiga en varias ocasiones, y por esta razón los consideró merecedores de sedes dignas y acordes a la categoría del Puerto de Vigo.

Cristina de Castro - Resp. Stella Maris en Vigo

"Con respecto a la sede que dejamos en Beiramar, el cambio

es impresionante"

Cristina de Castro (delegada diocesana del Apostolado del Mar y portavoz de la asociación Stella Maris en Vigo) y María del Carmen Grobas (responsable de la Asociación Rosa dos Ventos) están en plena mudanza a su nueva oficina en Portocultura. A sus 82 años y desde los 20 ayudando a los marineros, De Castro valora la concesión de esta oficina como "un regalo del cielo". "Estamos encantados", enfatiza. El cambio con respecto a la anterior sede en los soportales de Beiramar -propiedad del Puerto- "es impresionante". "Podremos atender en condiciones a los marineros y hasta ofrecerles un teléfono para que llamen a las familias", apunta, aunque aclara que todavía están definiendo los servicios. "Aparte de que estás más cerca del puerto, y hasta con despacho. Me faltan palabras de agradecimiento a López Veiga", subraya.

Luz Baz - Inspectora de la ITF en Galicia

"Sobre todo por su cercanía al Puerto, me facilitará mucho la tarea"

Inspectora en Galicia y Asturias de la sección marítima de la Federación Internacional de Trabajadores de Transporte (ITF), Luz Baz ocupará la otra oficina de Portocultura destinada al servicio de asesoramiento a los marineros. "Hace tiempo que trabajo en una oficina en Vigo pero llegué a atender a las personas en cafeterías. Así que esto me facilitará mucho la tarea sobre todo por su cercanía al puerto", explica. Como también admite el presidente de la Autoridad Portuaria, Baz recuerda que el Convenio de Trabajo Marítimo de la OIT (Organización Internacional del Trabajo) de 2013 habla de la obligatoriedad por parte de la Administración de facilitar centros dirigidos al bienestar del marino. La actividad de Baz va dirigida sobre todo a las tripulaciones extranjeras, a las que ayuda y aconseja sobre sus condiciones sociolaborales.