"Aquí no sabemos lo que es el Halloween. Aquí celebramos el Samaín". Profesores, niños y monitores tienen muy interiorizada la fiesta de tradición celta previa al Día de Todos los Santos. Aunque no es sencillo imponerse al evento importado desde Estados Unidos. Numerosas calles de la ciudad acogieron ayer actividades, talleres, conciertos y animaciones para inculcar en los más pequeños la fiesta de los difuntos. Uno de los lugares que más promueven el Samaín entre los jóvenes es el Museo Etnográfico Liste. Desde la semana pasada ha recibido a diferentes colegios de la ciudad para mostrarles las particularidades de la celebración celta más importante del periodo pagano en Europa. "Tiene muchas diferencias con la versión americana y aquí se las enseñamos todas", explica Isabel Pousada, responsable del departamento de didáctica del centro, quien agradece la labor de los docentes en las aulas: "Gracias a ellos los niños pasan un poco de Halloween para centrarse en lo que es nuestro".

Las actividades promovidas en el museo están adaptadas a las edades de los participantes. "Durante la primera parte les instruimos sobre el origen y la evolución del Samaín. Luego llega el momento práctico, que es su preferido. Les ayudamos a construir un lucero y a buscar las piezas de un terrorífico puzzle que les servirá para poder observar a un ente del otro mundo", comenta Pousada, quien destaca que todo "es en clave de humor y para que los niños se lo pasen bien". En la última semana han pasado por sus instalaciones más de 500 alumnos.

Otra entidad que se sumó a la promoción del Samaín es la Asociación de Vecinos del Casco Vello, que un año más celebró actividades para mayores y pequeños. Los más jóvenes estaban citados a las cinco de la tarde en el local cercano a O Berbés para comenzar a preparar sus disfraces. "Además de los talleres y los juegos les ofrecemos una obra de títeres", comenta Fiz Axeitos, secretario de la asociación. El plato fuerte llegó pasadas las ocho de la tarde, cuando la Santa Compaña recorrió los principales lugares del Casco Vello en busca de almas.

Lo hicieron unas veinte personas completamente engalanadas para la ocasión. La fiesta se alargó hasta la medianoche con música, castañas y chocolate para todos. Los alumnos de la EOI celebraron una flashmob caracterizados de ilustres personajes mientras que numerosas urbanizaciones particulares repartidas por toda la ciudad también se sumaron a la celebración.

Porta do Sol aterradora

El Concello también quiso aportar su granito de arena a la promoción del Samaín en la urbe. Por ello organizó talleres infantiles y chocolatadas en O Calvario y Porta do Sol, que abandonó su imagen habitual para convertirse en un lugar aterrador. Durante toda la tarde los más pequeños pudieron hacerse tatuajes que daban auténtico pavor, probar postres monstruosos y cantar canciones que a buen seguro despertaron a los fantasmas de otros mundos.

Luchar contra el marketing que rodea a Halloween no es una tarea sencilla. Bien lo saben en el Casco Vello, que cuidan hasta el más mínimo detalle para que la tradición celta siga viva. Cualquiera que ayer se diese un paseo por el histórico barrio podía observar la presencia de más de doscientas calabazas estratégicamente colocadas. "Son un elemento diferenciador de nuestra fiesta y por eso abusamos de ellas", explica Axeitos.

La noche de los difuntos se celebra en todos los rincones del planeta, pero solo aquí es posible transitar entre dos mundos: el de los vivos y el de los muertos.