Las aguas subterráneas no comenzaron a ser estudiadas con detalle hasta los años 90, y sin embargo, su impacto es "tremendo" y los análisis más recientes las consideran el aporte principal de los océanos, incluso por encima de los ríos. Un estudio financiado por la UE y el Gobierno de Irlanda medirá por primera vez qué efecto causan en la composición de la Ría y en la vida de sus recursos marinos. El proyecto Subacid, coordinado por el ponteareano Severino Pino desde el Trinity College de Dublín, cuenta con la participación del Laboratorio de Geoquímica que lidera Xosé Antón Álvarez Salgado en el Instituto de Investigaciones Marinas-CSIC y la asociación Amigos da Terra.

La iniciativa determinará durante los próximos tres años cómo afectan las aguas subterráneas al fenómeno de la acidificación -la bajada del pH de los océanos originada por la absorción del CO2 antropogénico- y comparará lo resultados de Vigo con los obtenidos en zonas costeras de Irlanda y el Báltico, así como en la Ría de Formosa, en Portugal.

"La idea es estudiar ecosistemas europeos diferentes y elegimos la ría de Vigo porque el impacto social y en la economía local es muy grande. Irlanda tiene entre sus objetivos prioritarios la acuicultura sostenible, por eso financia el proyecto. Nuestra pretensión es llegar a definir una tipología de estos fenómenos válida para toda la costa atlántica europea. Conocerlos mejor permitirá predecir su comportamiento", explica Pino, que estos días se encuentra en Vigo.

Los investigadores recurrirán al radón como indicador de la existencia de aportes de aguas subterráneas. "Acumulan este elemento de forma natural al estar en contacto con el granito y es posible medirlo cuando descargan a las rías", apunta Pino, doctor en Biogeoquímica.

Ya han realizado algunos test previos y los muestreos arrancarán el próximo enero: "Durarán un año y medio y los haremos en toda la Ría, desde San Simón hasta la boca exterior. Tendrán más resolución en las zonas de arena de la costa, que es donde tienen lugar las descargas por la permeabilidad del sedimento, pero también muestrearemos la zona central".

La estrategia se adaptará si continúa la sequía. "El nivel de los acuíferos es bajo y si en enero persiste la situación prolongaremos los muestreos hasta la primavera de 2019. De cualquier forma, si no llueve contaremos con una información muy valiosa en situaciones extremas", explica.

También obtendrán información relacionada con la ola de incendios: "Mediremos el CO2 en las muestras de agua, pero también los materiales orgánicos que contienen y aquí aparecerán restos de esos fuegos. Muy probablemente también veremos los efectos de la agricultura y la gestión forestal".

Conocer la composición de las aguas subterráneas permitirá determinar si juegan un papel mitigador o potenciador de la acidificación. "Las rías tienen una tasa de renovación elevada pero hay que saber cuál es el balance entre la cantidad descargada y esa renovación", añade.

Las muestras de agua se obtendrán del interior del sedimento y también se estudiará la composición de las descargas en el entorno de las playas para saber si éstas la alteran de alguna manera. El IEO de A Coruña y otros grupos europeos colaborarán en el proyecto. En total, suman unos 15 investigadores en una "red amplia y heterogénea".

Gracias a Amigos da Terra, el proyecto tratará de involucrar a la sociedad: "La participación de esta asociación es fundamental. Queremos generar una sensibilización y que estos estudios continúen. Tenemos algunas ideas para involucrar a escolares de las dos riberas en el proyecto".