El exalcalde de Vigo Manuel Pérez negó ayer con rotundidad haber acosado a una mujer a la que recibió en su despacho durante su ejercicio profesional como inspector de Trabajo, en el juicio celebrado ayer en la Sección Quinta de la Audiencia con sede en Vigo. La mujer, que trabajaba en una panadería sin estar asegurada ya que cobraba también el paro, sostiene que la agarró por los brazos, intentó besarla y tocarle los pechos y que logró tocarle una nalga, pues pretendía favores sexuales a cambio de no denunciarla.

Pérez está acusado de un delito de abuso cometido por funcionario público en el ejercicio de sus funciones, por el que la fiscal ha mantenido su petición de 18 meses de cárcel. Su defensa, sin embargo, pidió su absolución y alude a una "fabulación" o "venganza" de la mujer". En abril de 2015 el acusado realizó una inspección, a raíz de una denuncia anónima, en una panadería en la que descubrió la situación de la empleada. Días después ella fue a su despacho a entregarle la documentación y se produjo supuestamente el episodio de abuso. Pérez -informado de la denuncia presentada contra él- se abstuvo de intervenir en el expediente incoado.

El acusado negó ayer ante el tribunal haberla piropeado, tuteado o intentado cualquier tocamiento. Desmintió que ella le entregara regalos de parte del dueño de la panadería (cava y whisky). Relató que la mujer, durante la reunión, preguntó con insistencia si le iban a quitar la prestación y le pidió que no le quitara el paro "porque es el pan de mis hijos". Su respuesta fue que "la administración habla por escrito".

La mujer expuso al tribunal que no quería denunciar, pero lo hizo su novio que la esperaba y la vio llegar llorando y muy nerviosa. "Yo no quería denunciar porque se trata de alguien poderoso y con muchos contactos en el sector de la panadería". De hecho, "ha pasado lo que temía", remachó. "La única perjudicada soy yo. Me quitaron el paro y me pusieron una multa. Tuve que irme a Barcelona".

El responsable de la panadería, por su parte, negó que Pérez hubiera pedido que fuera la mujer a su despacho, que le hubiera dicho a ella que fuera amable con él o que le hubiera ofrecido 6.000 euros para que retirara la denuncia. El entonces novio de la joven declaró por videoconferencia que no denunció el mismo día "para calmarme porque si fuera mi hija yo haría mi propia justicia".

La fiscal mantuvo su petición de condena porque los indicios periféricos corroboran la versión de la joven. "Su jefe la llevó hasta la Inspección para cerciorarse de que entraba" y ella no gana "nada" con su denuncia. La defensa contrapuso la "inmaculada trayectoria" de su cliente, con "una brillante hoja de servicios, de 40 años" frente a la joven que es "una mentirosa y una defraudadora".