La Estación de Ciencias Marinas de Toralla (Ecimat) contará con un novedoso sistema de criopreservación único en el mundo que permite congelar y descongelar organismos a grandes velocidades para evitar la formación de cristales de hielo que frustran su supervivencia. Solo hay otro grupo que cuenta con esta herramienta, el que dirige Mary Hadorn en Hawái para la conservación de corales.

Junto a este equipo y el de Serean Adams en Nueva Zelanda, que investiga el mejillón y la ostra, la Ecimat se convierte en uno de los tres centros internacionales de referencia en criopreservación. "No hay muchos laboratorios porque es un campo muy novedoso, pero tiene un inmenso futuro. Ya se utiliza en la reproducción de animales de granja o caballos pero su aplicación al medio marino es muy reciente. En la península Ibérica somos los únicos", explica Estefanía Paredes, responsable del servicio de Preservación Funcional de Organismos Marinos.

La experta es la autora del primer protocolo de criopreservación de embriones de erizo de mar y hace un año regresó a la Universidad de Vigo desde Tennessee. Allí trabajó en el grupo donde se desarrolló la herramienta que en unos meses estrenará la Ecimat. "Mientras estaba en EE UU instalamos el equipo de Hawái. Está compuesto por un láser de infrarrojos que se utiliza habitualmente en joyería y al que se le añade un dispositivo con nitrógeno líquido para congelar las muestras", explica.

La herramienta es capaz de congelar a 69.000 ºC por minuto y descongelar con el láser a 10 millones de grados centígrados por minuto. "Apenas se ha utilizado en el ámbito marino, pero en ratones la tasa de supervivencia es casi del 100% porque estas velocidades tan altas impiden la formación de cristales de hielo. Es la solución para la criopreservación de los organismos más sensibles. La consideramos el futuro", destaca.

El servicio, que también ha adquirido su segundo biocongelador, empezó a funcionar en septiembre. En el equipo también trabajan un estudiante de doctorado y dos alumnas de máster y ya ha recibido peticiones de investigadores de otros países como California o Brasil para utilizar sus instalaciones.

La criopreservación se basa en mantener material biológico en nitrógeno líquido a muy bajas temperaturas, de forma que la vida permanece suspendida hasta la descongelación. Tiene aplicación en diferentes campos, desde la acuicultura a la detección de contaminantes, así como en investigación básica. "Te permite planificar experimentos y trabajar con organismos durante todo el año. El servicio beneficiará al conjunto de la investigación marina que se desarrolla en la Universidad de Vigo", señala Paredes.

La Ecimat participa en dos proyectos europeos en los que usará el nuevo equipamiento. Dentro del consorcio AsemblePlus, es la responsable de una línea de trabajo para desarrollar protocolos de criopreservación. "Colaboramos con otras siete estaciones marinas y en Vigo trabajamos con erizo, mejillón, almeja y navaja. Y también con algunas microalgas y células de peces", comenta.

El segundo proyecto, liderado por la Ecimat, consiste en crear un biobanco europeo de recursos marinos: "No se trata solo de establecer unas prácticas comunes de almacenamiento, sino de disponer de material de calidad todo el año llegado desde cualquier parte del mundo y también del conocimiento de otros grupos".