El Servicio Galego de Saúde (Sergas) pagó el año pasado a los profesionales del área sanitaria de Vigo 24,84 millones de euros en pluses de productividad. Es un 7,4% más que el año anterior, un crecimiento que está impulsado, principalmente, por los incentivos al rendimiento cobrados por el personal clínico de los centros de salud. Entre sus objetivos principales está el ahorro farmacéutico. Este año, por ejemplo, la Administración premia que el coste medio de la receta no supere los 12,8 euros. En los hospitales solo disfrutan de este complemento los médicos y una décima parte de lo destinado se corresponde a peonadas para rebajar la lista de espera.

Los 1.166 clínicos de los centros de salud del área sanitaria viguesa percibieron el año pasado 10,32 millones por este concepto. Son 1,15 millones más que en 2015 -una subida del 12%- y un millón más de lo que estaba previsto. Estos pluses representan el 13% de todo lo que el Sergas gastó en personal en Atención Primaria de Vigo. Este complemento de productividad variable al que pueden acceder personal de medicina, enfermería, farmacia, fisioterapia u odontología se concede en función del cumplimiento de unos objetivos que el Sergas fija cada año. Premian, principalmente, la calidad en la atención y la eficiencia.

En este segundo apartado y con un peso importante en los incentivos, está el ahorro farmacéutico. En el año en curso, recompensa que más del 45% de lo que se prescriba sean genéricos y que las novedades terapéuticas no superen el 1,3% de lo indicado a los pacientes. El coste medio de la receta no debe superar los 12,8 euros y el gasto se vincula a la edad. En menores de 65 años se recompensa que sea menor a 10,5 euros por usuario. En la franja entre los 65 y 75 años pone el límite en los 49,5 euros y en los que superan esta edad, en 71 euros. Estos objetivos no son iguales en todas las áreas. Por ejemplo, en Monforte y en A Coruña se les permite un gasto medio mayor -13 y 12,5 euros por usuario joven; 60 y 54 euros por los de 65 a 75 años; y 78 y 70 euros por mayor. Desde el Sergas explican que se fija en función de las características de la población de cada área y de referentes históricos. "Consiguen cambios en la tendencia y no pueden ser desmotivadores", justifican.

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En los centros de salud también se reconocen económicamente otras cuestiones, como la tasa de vacunación contra la gripe en mayores de 65 años -más del 65%-, la atención integrada de pacientes en domicilio o los diagnósticos de Enfermedad Obstructiva Crónica.

En el Chuvi solo perciben estos pluses de productividad los facultativos, que rondan los 1.200. En 2016 ingresaron 14,53 millones de euros, un 5% más de lo que estaba previsto en el presupuesto, y un 4% más que el año anterior. Además del complemento variable en función de los objetivos, incluye también el pago por actividad no programada -como traslados o asistencias de personal fuera de su horario y sin estar de guardia- y la autoconcertación. Esto último es lo que se conoce como peonadas, actividad extraordinaria para rebajar las listas de espera.

En este último concepto, el año pasado, el Sergas invirtió alrededor de 1,5 millones de euros en los hospitales públicos vigueses, una décima parte de lo gastado en incentivos al rendimiento en el Chuvi. Con ellos no solo se pagó a los profesionales de la plantilla que operaron fuera de su horario laboral, sino que también se realizaron contratos de personal nuevo para ello.

El área de Vigo es la gallega que más destina a pluses por productividad en los centros de salud, pero también es la que más profesionales tiene. En cambio, está por detrás de A Coruña y Santiago en los hospitales. El complejo herculino destina más de 18 millones, pero también tiene un 30% más de plantilla que el Chuvi. En cambio, el compostelano, con menos personal que el vigués, el año pasado le superó con más de 15 millones. Puede deberse al complemento que se paga por los trasplantes, ya que está autorizado para muchos más que Vigo.