El cuarto satélite vigués comienza a cobrar forma en la cámara limpia del campus. La fabricación del Lume 1 continúa al ritmo previsto y los ingenieros han iniciado la fase de pruebas de los diferentes subsistemas, entre otros, el computador de a bordo, los paneles solares, las baterías y, lo más destacado, la carga útil, una evolución de los cubesats anteriores bautizada como Tótem y que permitirá la conexión entre el aparato, los sensores instalados en tierra y los drones para luchar de forma conjunta contra los incendios forestales.

La previsión de la Agrupación Aeroespacial que coordina el profesor Fernando Aguado es que el satélite esté completado a principios de 2018 para ser sometido a las pruebas de termovacío y vibración, en un laboratorio externo aún por decidir, de cara a un lanzamiento que a día de hoy está fijado para una ventana temporal "entre septiembre y diciembre".

"Todavía estamos en contacto con diferentes proveedores y barajamos todas las posibilidades en función del coste y las compatibilidades de calendario: Europa, China, India o América", explica Aguado sobre una parte de los proyectos aeroespaciales que puede suponer entre un 5 y un 20% del presupuesto global dependiendo de las características de cada misión.

La cuarta aventura de la Universidad en este ámbito se enmarca en el proyecto europeo Fire-RS, en el que también participan su homóloga de Oporto y el Laboratorio de Análisis y Arquitectura de Sistemas de Toulouse, en Francia.

La iniciativa, con una financiación de 2 millones de euros hasta 2019, combina el uso de satélites, drones y sensores infrarrojos en tierra para detectar y facilitar la extinción de incendios forestales.

Vigo, que es la institución coordinadora, aporta su experiencia en el desarrollo de cubesats, así como el diseño y la fabricación de los sensores, de los que se está ocupando el grupo CIMA de Industriales.

El Lume 1 está compuesto por dos unidades de forma cúbica y tiene unas dimensiones de 20x10x10 centímetros. Aguado detalla que su peso final rondará los 2,45 kilogramos para acercarse al máximo estándar.

Completada la fase de diseño, los investigadores de la Agrupación Aeroespacial trabajan en estos momentos con los diferentes subsistemas que garantizarán el suministro de energía al satélite, las comunicaciones con la estación de control del campus, la propulsión, el posicionamiento y orientación o la telemetría.

Su carga útil, Tótem, constituye una mejora de la de los tres primeros satélites vigueses -XaTcobeo (2012), Humsat-D (2013) y Serpens (2015)- y permitirá las comunicaciones entre los diferentes sistemas de esta red tecnológica. El objetivo de Fire-RS es que los sensores de tierra detecten fuegos y envíen las alertas al cubesat, que rebotará la información a la estación del campus de As Lagoas-Marcosende. Desde allí, se reenviará al centro de control de vehículos no tripulados de Toulouse, que ordenará a los drones que sobrevuelen la zona para recoger más información.

Barcos no tripulados

Este modelo de actuación permitirá incluir nuevos elementos en el futuro. "El concepto es que el satélite actúe como un hub de comunicaciones para que los servicios de extinción puedan gestionar datos de diferentes fuentes y planificar su actuación en función de los sistemas disponibles. Hemos iniciado el proyecto con drones pero también podrían añadirse barcos no tripulados", apunta Aguado.

Los ingenieros de la Universidad también avanzan en un proyecto con la empresa Aistech impulsado desde el Centro de Innovación Aeroespacial de Galicia (Cinae) y cuyo primer lanzamiento está previsto para 2019.