La planta de Opel en Zaragoza, integrada en el polo industrial ibérico del Grupo PSA con cabecera en Vigo, se juega buena parte de futuro en la negociación del nuevo convenio colectivo que arrancará a mediados de este mes. La dirección de Figueruelas, que hace unas semanas visitó Balaídos para tomar nota de las buenas prácticas de la factoría gallega, ya avisó de que será necesario un fuerte ajuste de costes (laborales y de aprovisionamiento), la introducción de nuevas medidas de flexibilidad laboral y una mayor eficiencia en todos los ámbitos de negocio, con el objetivo de equiparar su nivel de rentabilidad con el de PSA-Vigo, la planta "de referencia" para Opel España.

El anterior acuerdo laboral ha estado vigente desde 2013 y caduca este año. Como marca el procedimiento habitual, la empresa ha comunicado a Delegación de Trabajo la caducidad del convenio para poder iniciar el proceso de negociación. Desde este momento, las dos partes tienen un mes para convocar la primera reunión, es decir, deben hacerlo antes del 18 de octubre. El día de esta cita todavía está por concretar, según fuentes sindicales y de la marca alemana.

"A cada fábrica nos han puesto unos objetivos y una planta de referencia, en nuestro caso la de Vigo que es más productiva y tiene unos costes inferiores en muchos parámetros de negocio", reconoció la dirección de Figueruelas tras visitar el centro gallego. La planta debe afrontar una "reducción de costes laborales y plantilla indirecta y de oficinas, flexibilidad productiva y horaria, reducción del tiempo de fabricación de vehículos en los nuevos proyectos y compactación de edificios y espacios productivos", entre otras medidas. Figueruelas, con más de 5.200 trabajadores, tiene en producción cuatro modelos (Opel Corsa, Mokka, Crossland X y Citroën C-Aircross) y debe prepararse para el lanzamiento de la próxima generación del Corsa en 2019 ya con una plataforma de PSA (la CMP, la misma que se instalará en Balaídos, Villaverde y Kénitra).