Un corazón que late a un ritmo irregular y anormal sufre lo que se denomina arritmia y el tipo más común de esta alteración es la fibrilación auricular. Normalmente, acelera los latidos y es grave. Puede producir coágulos de sangre que viajen hasta el cerebro y taponen el riego ocasionando un infarto cerebral. De hecho, ésta es la causa en más de una cuarta parte de los accidentes cerebrovasculares -como el ictus- que se producen. De ahí la importancia de un diagnóstico precoz. Se calcula que la padecen unas 10.000 personas en el área sanitaria viguesa y el problema es que casi un tercio lo desconoce porque sus síntomas pueden pasar desapercibidos. Para poner remedio a esto, la Unidad de Arritmias del Chuvi, en colaboración con la Universidad de Vigo, ha desarrollado un dispositivo similar a un reloj que permite detectarla de forma cómoda en la población de riesgo. La Federación Española de Empresas de Tecnología Sanitaria (Fenin) lo ha escogido como uno de los "casos de éxito" de innovación.

El proyecto lo han desarrollado entre el Instituto de Investigación Sanitaria Galicia Sur (IISGS) y la Escuela de Ingeniería Industrial de la Universidad de Vigo. En concreto, participan en él el responsable de la Unidad de Arritmias del Servicio de Cardiología Chuvi, Enrique García, y el físico César Veiga, ambos del Grupo Cardiovascular del IISGS; el estudiante de telecomunicaciones Diego Castañeira, contratado por el departamento de arritmias; el ingeniero industrial eléctrico Daniel Rivera, colaborador de la misma unidad; y Juan Rodríguez Andina y José Fariñas, profesores de Tecnología Electrónica.

El tratamiento de una fibrilación auricular es un anticoagulante, pero los efectos secundarios de esta medicación son importantes, por lo que no se puede recetar en base a una sospecha. Es necesario confirmar el diagnóstico. Para registrar la actividad eléctrica del corazón hay una prueba sencilla que es el electrocardiograma. El problema es que hay arritmias que solo aparecen de vez en cuando y son muy difíciles de detectar en este estudio puntual. Se necesita una monitorización durante más tiempo y para ello hay electrocardiógrafos portátiles o holter. Existe un tipo que se puede usar hasta dos semanas -aunque lo habitual es de 24 a 48 horas-, cargando con un dispositivo del tamaño de un móvil y electrodos en la piel. Hay otro modelo que se inserta bajo la piel en la zona del tórax y permite vigilar durante dos años.

Los investigadores vigueses buscan hacer esta monitorización de forma más sencilla y cómoda, para que el cribado se pueda extender a toda la población de riesgo. Por ejemplo, para todos los mayores de 75 años, ya que hay más probabilidad cuanto mayor es la persona. Han ideado un dispositivo wearable -vestible-, del tamaño de un reloj o brazalete, que mide constantemente el pulso y sus alteraciones. Lo han ajustado para que, cuando estas anomalías se producen con una determinada frecuencia, registre la arritmia, según explica el doctor Enrique García.

Avanza que lo han testado con más de veinte pacientes del Chuvi y que han demostrado que "acierta por encima del 90%". "Controla muy bien cuando el paciente está en reposo y algo menos en movimiento", cuenta sobre las mejoras en las que trabajan. Entre sus ventajas, además de que es portable, el cardiólogo destaca que el dispositivo se recarga y es un sistema automático.

Junto a otros siete de toda España, la Fenin eligió el proyecto como un "caso de éxito" entre los 80 que han recibido ayudas de la Fundación para la Innovación y la Prospectiva en Salud en España (Fipse) y lo presentó en un acto en Madrid con inversores, para ayudar a este grupo de investigadores a lograr financiación para su desarrollo.