La empresa de arqueología Anta de Moura y el estudio de arquitectura Irisarri & Piñera liderarán en las próximas semanas las catas arqueológicas que regresarán al solar de Marqués de Valladares en el que hace casi quince años aparecieron los restos de una importante fábrica de salazón romana.

La Gerencia de Urbanismo concedió esta semana la licencia de obras de movimientos de tierra para la realización de la excavación en la zona y el control arqueológico en la parcela situada en los números 39-41 de Marqués de Valladares y también otro permiso para sondeos arqueológicos manuales en el edificio del número 43, ubicado en el cruce de esta calle con Colón.

El presupuesto de ejecución material de las obras supera los 43.000 euros siendo el destinado a los trabajos en el solar el de mayor coste, con 32.447 euros mientras que los sondeos manuales supondrán un coste de 10.588 euros.

Así, en el caso de este último edificio, los trabajos consistirán en la rotura del pavimento y movimientos de tierras con equipos y medios auxiliares para determinar el alcance del yacimiento arqueológico descubierto por la empresa de Juan Castro Carrera en el año 2003.

Ahora, tras el interés mostrado por la propietaria del solar de los números 3-41, la inmobiliaria Anida Operaciones Singulares, el responsable de Anta de Moura podrá retomar los trabajos a través de un proyecto arqueológico y estará acompañado en esta labor por el arquitecto Jesús Irisarri, encargado del estudio técnico de obra.

Los trabajos no se realizarán sobre la fábrica de salazón -que permanece sepultada para su mejor preservación a la espera de un ambicioso proyecto de musealización que la saque a la luz- sino que se centrarán en su ámbito más cercano, en las zonas que quedan por estudiar de lo que ya en su día se consideró un importante yacimiento romano, de dimensiones considerables que abarcaría incluso hasta la Plaza de Compostela.

Según fuentes cercanas a la inmobiliaria del BBVA, se están llevando a cabo todas las acciones necesarias de la mano del Concello y la Xunta, con quienes Anida está "alineada en todo momento, tramitando los permisos y actuaciones necesarias para cumplir con el análisis arqueológico preventivo previo y realizar la protección arqueológica que fuese necesaria en la zona, por la cercanía de los restos arqueológicos de unas salinas". Por este motivo, la promotora está teniendo la máxima precaución en ir cumpliendo rigurosamente con los protocolos que marcan las dos instituciones. De hecho, no están autorizadas las excavaciones en la parcela 41 ni en la parte posterior de la 39 donde se localiza la fábrica, una zona a conservar.

No obstante, es pronto para determinar el alcance del yacimiento, si bien ya en su momento las primeras excavaciones determinaron que se trataba de una fábrica importante, que incluso podría haber realizado exportaciones a otros lugares. Las arqueólogas Soledad Prieto y Sandra González serán las que dirijan los trabajos en los números 39-41 y 43, respectivamente, que ya han obtenido la autorización de Patrimonio Cultural y la licencia municipal. A partir de ahora, tomarán como referencia la malla topográfica establecida en el ámbito y de aparecer restos en posición primaria se dará cuenta a los departamentos responsables de la Xunta y el Concello.